Ser padre de cinco cachorros no fue tan difícil para Heeseung como había creído que sería.
Pero un nuevo desafío aparece para el alfa: tenía que cuidar que ninguno de sus omegas sean robados por malvados alfas y guiar a sus hijas e hijo alfas por el...
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Jongseong estaba nervioso, no iba a mentir, tenía miedo de lo que vendría a continuación, por eso cuando abrió la puerta su mano tembló y dudó unos segundos en si era lo correcto entrar a aquella habitación.
Cuando por fin se animó a entrar y cerrar nuevamente la puerta, cuando sus ojos miraron hacia aquella omega que tanto amó y cuando ella también lo miró, ahí fue cuando Jongseong recién pudo sonreír un poco y dejar de lado aquél resentimiento que su lobo le guardaba a su propia madre.
-¿En verdad eres tú?
Jongseong soltó una pequeña risita que vino acompañado de un tono triste.
-Soy yo, mamá
Y en un parpadeo ambos omegas estaban abrazados mientras lagrimas de felicidad se deslizaban por las mejillas de ambos.
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-¿Seguro que no te molesta?
-Para nada hyung, la tienda no queda tan lejos, estaremos aquí en unos minutos.
Ni-ki había querido ir a comprarse unos dulces, la situación por la que pasó lo puso molesto y para calmarse los dulces siempre le servían, pero Heeseung no quería dejar solo a Jongseong ni a Wonyoung, no con aquella mujer que anteriormente lo había tratado horrible, por eso cuando Doyoung se ofreció a acompañar a su hijo fue que Heeseung se calmó, confiaba en el alfa, su omega lo hacía entonces él también.
-Está bien, los estaré esperando.
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