Capítulo 17* No puedo alejarme de ti

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-Debes deshacerte del libro, Harry. -su voz me adormece y vago entre lo real y lo que no es.

-Hermione, tiene la marca. - la voz le responde pero se disuelve pronto antes de que ella hable.

-Harry, no es verdad ya te lo dije.

-Deberías verlo. Ahora que puedes... - la voz suena enojada pero mi leona se aferra en creerme.

-Él simplemente cambio...

- ¡Si! ¿pero por qué? - le grita. Eso me hace removerme. Quiero protegerla y no puedo ni levantar el brazo.

-Granger. - balbuceo y escucho un respingo. Pero se acerca y pone su mano contra mi pecho, impidiendo que me levante.

Sonrío con la ilusión de que este sueño me sane internamente. Meses y meses de dolor se desvanecen con su tacto.

-Hermione... - ella no responde, pero ¿por qué habría de hacerlo? Es un sueño. Así que continuo. - te he extrañado tanto. Cada día desde que te mentí... he estado tan solo. Si pudiera deshacerme de él podría quedarme contigo para siempre pero no puedo...- me atraganto y una mano me ayuda a levantarme mientas un vaso se acerca a mis labios. Escucho un clic de la puerta al cerrarse y acaricio las manos de mi Hermione con el pulgar.

- Draco, ¿qué haces? -solloza mientras zafa una mano para acariciarme el rostro. - dijiste que me odiabas...

Niego con la cabeza, incapaz de que siga pensando esto. Este sueño es demasiado real. No quiero despertar y estar sin ella, no quiero que se marche con ese Mcnoseque. Y mucho menos con esa asquerosa comadreja. Ni siquiera con Potter...

-Draco, te he dicho mil veces que no le gusto a Harry. -una leve sonrisa aparece antes de que caigan más lágrimas. Las limpio y dejo que mi mano sienta su hermoso rostro.

-Eres casi tan hermosa como la Hermione real. - susurro y ella se aparta.

- ¿Qué quieres decir con la Hermione real? - inquiere frunciendo el entrecejo, esa expresión tan bonita que me enloquece. Sonrío.

-Eres falsa, Mione. -digo al tiempo que se aparta. - eres un sueño, estas solo en mi mente. - sigo e intento acercarla a mí. No quiero que se desvanezca. - La verdadera Hermione me odia. Le hice algo horrible.

Ella sonríe con tristeza y sé que entiende. Pero aun así pregunta el que:

-Rompí mi promesa, la deje, le mentí. - mi voz se ahoga y mis párpados se cierran lentamente.

- ¿Le mentiste? - mi leona falsa suena alarmada e intenta que reaccione. Pero Morfeo me llama. - ¿Draco? ¿De quién hablabas hace rato? ¿Quién te impide que estés conmigo? ¿Draco? ¡Draco!

Mi cuerpo esta relajado y mi mente despejada, la cabeza no me da vueltas pero siento una punzada en el pecho que duele levemente.

Me levanto y descubro mi pecho vendado con una mancha roja en el centro. Las sábanas blancas cubren con delicadeza mi cuerpo, siendo lo único que me cubren. Me sobresalto al ver la asquerosa marca oscura que envenena mi brazo, no hay nada con que cubrirla. Y es cuando la veo sentada a mi lado:

- ¿Granger? -digo desconcertado, pero ella enarca las cejas. Su mirada luce entre horrorizada y enfurecida. Que no sé qué es lo que me duele más. - ¿Qué haces aquí, Granger?

Ni siquiera ahora podría insultarla, no cuando soñé que me perdonaba, bueno... No lo hacía, pero su mirada sí. Me amaba aún. No puedo volver a ver ese gesto de dolor en su rostro, pero esta vez es peor. Hay uno de miedo que me aterra más que el dolor.

-Ahórrate las excusas y los insultos, Draco Lucius Malfoy, ¿Pero qué mierda tienes en el brazo? -chilla con furia.

Me estremezco y meto el brazo debajo de las sabanas para que no pueda verlo. Pero en seguida se percata de mis intenciones y se cerca hecha una furia.

- ¿Por eso te largaste, no es cierto? ¡Me dejaste para serle fiel a ese miserable! - su furia esta por aplastarme, ni siquiera tengo algo que decir.

-Yo... no tenía elección, Mione. - al instante me arrepiento de haberle dicho así. Sus ojos llamean con furia, tanto que el ambiente comienza a sofocarme.

- ¡No me llames así! Me dejaste para serle fiel, Draco. Y ni siquiera tuviste el valor de decirlo. - su frágil cuerpo se colapsa y rompe en llanto. Me levanto como puedo y me acerco a ella.

-Hermione, no es lo que tú crees. -susurro acercando mi cuerpo al suyo, pero bufa y se aleja de mí. - Yo... quería protegerte....

- ¡Si, claro! Por eso me mentiste, me dijiste que no me amabas. ¿Qué clase de protección es esa, asqueroso mentiroso? -sus lágrimas ahora fluyen con mayor intensidad y no soy capaz de decir nada más. Así que hablo sin pensar, escupo la historia entera de como fui obligado a ello. Del dolor, de la amenaza, de mi amor.

Ella no dice nada, lo cual me preocupa más que si hiciera preguntas o reclamará. Al menos así sabría que nos está todo perdido, sin embargo, solo asiente cuando me detengo y se encoge cuando me acerco o digo su nombre. El dolor que he sentido por meses no se compara con el de ahora. Al menos antes estaba lejos y no podía tocarla, pero ahora a centímetros de mi tocándola y su rechazo duelen diez veces más.

Al finalizar la historia nos quedamos sentados unos minutos sin decir nada. Me acerco ligeramente a ella y se deja abrazar sin embargo sé que estoy pisando tierra desconocida y voy con cautela. Pero ella toma mi mano y volteo a verla.

Luce tan preciosa, aunque esté inundada en lágrimas y con los ojos cansados. Siempre será la mujer más hermosa que haya visto. Sonrío levemente y ella no lo hace, me preocupo, pero ella se acerca. Me besa y el fuego lo quema todo, esa chispa que antes pudo existir se reaviva con solo una caricia, que decir de un beso. Estamos por incendiar todo el mundo mágico y aun así no quiero parar. Quiero decirle que la amo, pero no puedo, no quiero herirla. No quiero que nada le pase. Me aferro a sus labios un instante más, pero ella ya está sobre mis piernas. Acaricia mi rostro y baja por mi cuello. Entonces jadeo y me aparto.

- ¿Qué sucedió conmigo anoche? -susurro al ver sus ojos abiertos como platos al descubrir la vendas con sangre y sus manos sobre ella.

-Yo.... - está a punto de mentirme, lo sé. Pero veo cómo cambia de idea y asiente cediendo. - Harry te ataco. Sabe lo de la marca.

Me estremezco. Ni siquiera sabe lo peor de todo esto y estoy aquí besándola. No sabe lo que le hice a esa chica que estuvo en San Mungo. No sabe que fui yo quien casi mato a su amigo. No sabe todo eso y me deja besarla. No sabe que intento matar a ese desgraciado de Dumbledore, pero aun así permite que la acaricie. Me odio tanto por lo que soy, por quien me hizo esto y por haberlo dejado hacerlo.

Ella me toma de la mano y se la lleva a los labios, la besa y la coloca contra su pecho.

- ¿Cuál fue la misión que te encomendaron, Draco? -suspira. Y yo aparto el rostro. Pero me lo impide.

-Debes impedir que mate a Dumbledore. -digo tan bajo que temo que me haga repetirlo, pero su grito ahogado me indica que me ha escuchado.

El príncipe de Slytherin & la plebeya de GryffindorTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang