PRÓLOGO

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CENTRAL CITY, 2014

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CENTRAL CITY, 2014

Había pocas cosas que resultaran más molestas que ir al banco. Las filas siempre daban la sensación de ser eternas, podías llegar a las cinco e irte a las nueve, y podías haber desperdiciado la tarde porque no había llegado tu turno de ser atendido. Este no era el caso de todos los bancos, por supuesto, pero era el caso del Banco Nacional de Ciudad Central.

Avril llevaba dos días acudiendo al banco desde el momento de su apertura hasta el momento de su cierre, pero jamás era atendida, ya que cuando finalmente era su turno, el empleado en turno le explicaba con cortesía que quedaban unos pocos minutos para que el edificio fuera completamente vaciado y que, por la hora, el sistema ya no estaba en funcionamiento. Llamar por teléfono al banco para agendar una cita inamovible no era una alternativa ya que te dejaban en espera casi por más tiempo del que esperabas al acudir en persona.

La paciencia de Avril se agotaba con cada día que pasaba. ¿En qué había estado pensando al crearse una cuenta en aquel banco? ¿Por qué no había elegido un banco más pequeño?

Con fastidio, ella encendió su teléfono, mirando la hora en la brillante pantalla. Eran las ocho y media, el banco cerraría en treinta minutos. Examinó la fila, había dos personas que serían atendidas antes que ella, suertudos. Podría irse, después de todo, ya era seguro que no sería atendida antes de que concluyera la jornada laboral, sin embargo, afuera estaba muy oscuro y llovía con fuerza, una potente tormenta arremetía contra las ventanas cristalinas del banco. Decidió esperar, quizá tenía un golpe de suerte y las dos personas antes que ella se iban, o quizá, al menos, la lluvia menguaba un poco.

La fila comenzó a vaciarse, poco a poco, y el concurrido banco llegó a tener tan solo veinte personas, combinando empleados y clientes.

Entonces, un hombre de aspecto desprolijo y mirada enloquecida sacó un arma de un bolsillo en su chaqueta, Avril no quería ni imaginar cómo había logrado ingresar con ella al banco.

GREEK TRAGEDY, the flashWhere stories live. Discover now