CAPÍTULO 03

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Antes de que Avril pudiera reaccionar, una puerta de cristal la separaba de Flash, ya que se encontraba encerrada en una pequeña celda, pero no fue eso lo que más la impactó, sino que su hermano estaba encerrado en la celda de al lado

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Antes de que Avril pudiera reaccionar, una puerta de cristal la separaba de Flash, ya que se encontraba encerrada en una pequeña celda, pero no fue eso lo que más la impactó, sino que su hermano estaba encerrado en la celda de al lado. Un mareo amenazó con derribarla, ya que el viaje a supervelocidad le había tomado desprevenida, pero se sostuvo del borde, esforzándose para ver a su hermano.

Nathaniel también logró verla, e iracundo, comenzó a golpear la puerta de cristal cada vez con más fuerza... Avril podía escuchar el sonido de los golpes desde su celda.

Avril observó a Flash, aun en la entrada de aquel sitio que parecía una tubería, pudo observarlo mirar con escepticismo a Nathaniel, como si no creyera que fuera capaz de destrozar aquel vidrio con solo su fuerza, pero ella lo sabía mejor, sabía que no había una celda en ese mundo u en otro que fuera capaz de contenerlos, no a ellos.

Entonces sucedió lo que ella sabía que iba a suceder eventualmente, el cristal que mantenía prisionero a su hermano se quebró, y, antes de que Flash pudiera reaccionar, Nathaniel le dio un fuerte golpe en el estómago que lo dejó sin aire, solo para después darle otro golpe en el rostro que lo derribó. Una alarma comenzó a sonar a través del edificio, probablemente por el vidrio rota.

Avril comenzó a golpear el cristal de su propia celda, sin importarle que no podría romperlo como había hecho su hermano, pues no era esa su intención, sino llamar su atención y detener esa pelea.

No era que ella quisiera pasar el resto de sus días en esa prisión pero tampoco quería que su hermano peleara con un superhéroe.

El siguiente golpe que Nathaniel intentó dar, Flash lo esquivó, dando una serie de golpes rápidos a su torso. Nathaniel los resistió sin demasiadas dificultades y le dio otro puñetazo en el rostro. La boca de Flash comenzó a sangrar.

— ¡Maldita sea! ¡Paren! —exclamó Avril, golpeando el cristal.

La pelea fue moviéndose hasta que estuvieron peleando frente a su celda, con Flash dándole la espalda y su hermano mirándola. Su hermano estaba enojado, muy enojado; ella jamás lo había visto tan alterado en toda su vida.

Entonces, Nathaniel sujetó a Flash del cuello y lo alzó en el aire, haciéndolo dar un par de vueltas antes de arrojarlo con fuerza contra el cristal de la celda de Avril, que se rompió debido al fuerte impacto.

— ¡Mierda! —exclamó ella, asustada. Avril miró hacia la cámara de seguridad que colgaba en una esquina—. ¿Es demasiado tarde para aclarar este malentendido?

—Avril, hay que irnos ya —dijo Nathaniel.

Avril tragó saliva.

—Está inconsciente. Mierda, es que acabas de noquear a Flash, ¿y si lo mataste? ¡No podemos solo dejarlo así! ¿O sí? No, no podemos.

Ella se arrodilló y comenzó a buscar su pulso, preocupada al no encontrarlo, no sabía si era porque no sabía buscarlo o porque él estaba muerto y ella estaba a punto de tener una crisis nerviosa.

Nathaniel resopló y se colocó junto a ella para ayudarla a intentar buscarle el pulso.

—Quizá si le quitas la máscara...

Avril suspiró, dudando, se suponía que los superhéroes tenían una identidad secreta por un motivo pero ella ya sabía su nombre porque se le había escapado a Cisco, así que conocer su rostro no iba a empeorar el asunto, ¿verdad?

Viendo la duda en el rostro de Avril, Nathaniel se dispuso a quitarle la máscara, pero antes de que pudiera hacerlo, él despertó de golpe y se apartó con su velocidad.

—Está vivo —suspiró de alivio. Su alivio terminó demasiado rápido, claro, cuando Flash arremetió contra su hermano y se reanudó la pelea.

Avril suspiró. Estresada, ella decidió recurrir a la que consideró la única forma de detener esa maldita pelea: sus poderes, su maldición.

Era más fácil usarlos cuando no era su intención hacerlo, irónicamente, así que tuvo que cerrar sus ojos y respirar profundamente para concentrarse, ignorando las pequeñas ráfagas de viento de cuando Flash usaba su velocidad y los pequeños destellos dorados que se filtraban a través de sus párpados.

Ella no necesitaba ira, eso solo empeoraría la pelea, no, necesitaba algo más, algo que ambos compartieran y que pudiera detenerlos, entonces lo encontró.

Inseguridad.

Todas las personas guardan inseguridad dentro de sí mismas, distintos tipos, sí, pero inseguridad al fin y al cabo, y ella debía hacerla crecer.

En Flash, la inseguridad latía y se desbordaba, pensamientos constantes al respecto lo atormentaban, porque no podía salvar a todos y él lo sabía, así que lo arrastró a la superficie, no suficiente para hacerlo ahogarse pero sí suficiente como para que se preguntara si tenía sentido seguir peleando o era un esfuerzo inútil.

En Nathaniel fue un poco más complicado, pues su hermano tenía una enorme autoestima así que su inseguridad estaba bien enterrada, pero allí, en el fondo, pudo encontrarla, en todas las veces que se equivocó, que fracasó, pero siguió buscando porque no era suficiente, necesitaba encontrar la raíz de su inseguridad... Se le cortó la respiración al encontrarla, porque era ella, era el hecho de que no podía protegerla, su inseguridad venía de no ser suficiente para cuidarla, y arrastrar ese sufrimiento a la superficie para detener esa pelea, le dolió tanto a ella como a él.

La pelea se detuvo casi de inmediato.

Los golpes pararon y ambos se desplomaron con expresiones atormentadas en sus rostros. El estómago de Avril se revolvió, ese era su poder, esa era su maldición. La única cosa que ella podía hacer era destruir a las personas desde dentro.

—Como les dije antes, mi nombre es Avril Stone, pero lo que no dije es que estoy maldita desde la noche en la que explotó el acelerador de partículas.

—Como les dije antes, mi nombre es Avril Stone, pero lo que no dije es que estoy maldita desde la noche en la que explotó el acelerador de partículas

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GREEK TRAGEDY, the flashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora