Capítulo treinta y tres:

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Me preparo una vez más y voy hasta tu casa.
Entro de a hurtadillas por la puerta de madera
del patio trasero y escalo el árbol que tienes cerca
de tu ventana. Cuando ya estoy cerca empiezo a
golpear tu ventana con piedrillas pequeñas. Te
acercas y me vislumbras saludándote, lo que me
hace sonreírte.

"¿Qué haces ahí?", me preguntas en voz baja. Miras
la hora en tu celular y luego me observas. "Son las
dos de la mañana, ¿lo sabías?"

"Claro que lo sé", respondo, intentando acercarme,
posándome sobre otra rama para que me veas más.
"Me he escapado de mi casa, no quiero estar ahí. Si
no estás tan cansada, ¿puedes quedarte a hablar
conmigo un rato? No quiero sentirme sola", te digo,
mientras intento sonar angustiada.

Pestañeas un par de veces y me señalas otras ramas.
"Si subes a esa y luego pisas estas dos, podrás saltar
hasta el techo de la cocina. Te ayudaré a subir a la
ventana, no quiero que te quedes ahí afuera, hace
mucho frío esta noche", me explicas. No dudas por
un segundo en enseñarme como hacerlo.

Hago lo que me dices y, con el salto que doy a lo último,
mis manos quedan enganchadas en el filo de la ventana.
Nos quedamos en silencio esperando lo peor, pero nadie
sale y nada sucede. Me ayudo a mí misma a subir y tú me
recibes más adentro. Cerramos la ventana y corremos las
cortinas.

Entonces, estamos solas.

Favorite Crime | Bubbline. [Completa]Where stories live. Discover now