SOS: Adolescentes Arácnidos Caóticamente Flechados

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Advertencia: Smutt en este capítulo. 🤭 Nada taaan gráfico, creo. Pero si te incomoda sólo saltate la parte que dice Extra.

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Oh por Dios.

Oh. Por. Dios.

Seguro estaba alucinando.

No, no. A lo mejor era otro de esos sueños que tanto solía tener con Pete.

Pero vaya que éste se sentía real.

Tanto que hasta se le escapó un sonidito vergonzoso cuando sintió que la lengua de -la persona de la cual ha estado obsesionado las últimas semanas- trazó deliciosamente su labio inferior. Fue ahí donde se sintió mareado y, si no fuera por los brazos que lo sostenían, se hubiera desplomado. Nada cool.

Joder, ¿qué está pasando?

Pero el sádico de sus variante mayor aprovechó ese momento para profundizar ese inesperado beso. Y su mente simplemente fue incapaz de seguir funcionando.

Hey, no todos los días tienes tu primer beso contigo mismo. Oh, Dios.

Y vaya que Pete sabía lo que estaba haciendo.

¿Q-qué...— fue su primer bocanada de oxígeno luego de eso. Wow, si así se ponía con un solo beso....

El culpable de su situación parecía estar igual de afectado qué él, al menos. Eso lo hacía sentir mejor de alguna manera. Abría la boca y la cerraba, como si las palabras fueran rompecabezas que no podía decifrar.

Pero él quería saber...

—¿Por qué?— se aclaró la garganta, y el hermoso paisaje sirvió para tratar de calmar su cara, que parecía estar en llamas.

Ya iban lentamente en descenso. La ansiedad estaba carcomiendo a Peter, sin embargo el otro estaba como en shock sin reaccionar.

Cuando se iba a dar por vencido de esperar respuesta y darle la espalda a Pete, una telaraña lo empujó hacia el cuerpo del otro. Porque por supuesto andaba sus lanzatelarañas. Después de todo eran sólo una variante de la misma persona; mismas manías.

Jadeó y antes que pudiera reaccionar su boca fue nuevamente asaltada por Pete.

Quería quejarse.

De verdad quería, porque estaba confundido y necesitaba respuestas...

Pero mierda, esa boca hacia cosas que lo estaban poniendo mal. Muy mal.

Las manos de Pete agarraron un manojo de su cabello y él solo pudo gemir.

Por Dios, este hombre lo estaba enloqueciendo.

¿Cuántas veces había soñado con esto?

Demasiadas. Tantas que no pudo contenerse más y correspondió el beso, a lo que su inexperiencia le permitía. Por instinto llevo sus manos a la espalda de Pete y lo apretó de tal forma que sí hubiera sido un humano normal le habría aplastado la columna.

Pete gimió sorprendido, y vaya que eso elevó un poco su ego, si era honesto. Se separó de él y esos ojos de venado lo miraron entrecerrados de una manera que en serio debería ser ilegal. Esto superaba por mucho todas sus espectativas.

Sus frentes se juntaron.

— Me gustas, Peter.

Su respiración se alteró y lo volteó a ver con urgencia. "Por favor, que sea verdad". Sí eso era una broma...

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