Elizabeth Collins ha tenido una vida dura desde que sus padres se separaron, le trataban mal en la escuela y la ignoraban todo lo posible en casa, su vida es un desastre hasta que conoce a los Cullen y a cierta vampira de ojos rojos. Que pasara cuan...
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-No seas boba...- le lleve a la cama- mi regalo... hay dos maneras de obtenerlo- me miro sin entender- no se me ocurría nada que quisieras, lo único que tenia en la cabeza era lo mucho que deseas mi sangre- se tenso al escucharme- he pensado en que la pruebas- le sonreí nerviosa, se levanto seria
-Lizz no puedo- negaba con la cabeza- no voy a probar tu sangre
-Jane vamos, la deseas y a mi no me importa que la pruebes... si quieres puedo sacarme sangre y dártela pero te voy a ser muy sincera me muero de ganas por que me muerdas... no sonaba tan masoquista en mi cabeza...- me miro furiosa
-Es una estupidez!- se acerco rápido a mi cara- sabes lo que una simple gota de tu sangre puede provocar en mi?- asentí
-Lo se, estoy haciendo avances en mi enseñanza con Cayo... pero se que si te vas acostumbrando a ella no será tan difícil controlarte... será más fácil para cuando me transformes- cogí su mano- no estas obligada a morderme, te puedo dar la sangre de otra manera pero seamos sinceras tienes ganas de morderme- me miraba aun muy tensa
-No quiero enloquecer... no quiero hacerte daño, no me lo perdonaría nunca- desvió la mirada
-Si algo malo pasara Alice aparecería a los pocos segundos, además- agarre su mano y le hice mirarme- confío en ti- miro mi cuello
-Y si no paro?
-Lo harás- le hice tumbarse conmigo en la cama
-No se Lizz, sabes que no soy la persona mas amable y suave para estas cosas...- sonreí mas
-Tu sabes que no soy una persona que le gusta lo suave y dulce- se rio, me dio un beso suave en mi cuello haciéndome suspirar- hazlo ya...- suelto un grito de sorpresa cuando me agarró de la nuca acercándome mas a ella, aliso mi piel con una mano temblorosa antes de presionar sus colmillos en la tierna carne sin dudarlo. La sensación de ser mordida por ella no era del todo desagradable, dolía como el infierno pero a los pocos segundos se disipaba el dolor, era casi excitante
Empujó aún más profundo sus dientes en mi cuello, de su boca solo salían gruñidos y gemidos contra mi piel. Mi cabeza daba vueltas mientras sentía que ella me drenaba
Se apartó de arrepentirse, la herida profunda y punzante siguió sangrando en mi cuello. Jane no necesitaba respirar pero su pecho subía y bajaba a una velocidad bastante rápida queriendo controlarse, estire mi mano hasta su mejilla y la acaricie
-Lo has hecho genial mi amor- le sonreí, abrió los ojos para mirarme, nunca los había visto tan rojos, se volvió a acerca a mi cuello y lamio las gotas que aun salían de la herida, solté un pequeño gemido por la sensación ardiente que han provocado sus dientes en mi piel.
-No creía que pararía... tengo más autocontrol del que pensaba- se levanto, fue a la mesa para buscar algodón y alcohol para curar debidamente mi herida. Me levante en silencio hasta su escritorio y me puse a su lado, cogí su mano haciéndole volver a la cama- Tesoro, cosa stai facendo?- sonreí al escucharla hablar en italiano.
