Icha Icha

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En la guarida de Akatsuki alguno de los ninjas reposaban en la sala. 

Kakuzu leía uno de sus viejos libros y a su lado lo acompañaba Hidan, el cual no comprendía mucho de la lectura pero le agradaba pasar tiempo con el moreno. 

Al lado de este par se encontraba el dúo artístico, Sasosi reparaba una de sus marionetistas mientras que el rubio se encargaba de pasarle las herramientas y varias piezas. 

En el sofá Tobi dormía con varios caramelos a su costado y con una barra de chocolate en la mano. 

Todo parecía estar en perfecta paz, casi como en los viejos tiempos antes del gran malentendido. 

El fanático en un acto de valentía se apoyo en el hombro del más alto, esperando que esto no molestará al avaro. Y claro que no fue así, con calma Kakuzu le dedicó una pequeña sonrisa indicando que estaba bien y eso de verdad puso feliz al chico de los rituales. 

Deidara al observar las acciones de su hermano, tomó aire para tratar de imitarlo. Poco a poco se acercó a su maestro y con algo de temor sujetó una de sus manos. Sasori se sorprendió por ese gesto pero decidió no apartar a su aprendiz, en cambio sujetó con fuerza su mano, aliviando al rubio. 

Los cuatro estaban en silencio disfrutando de ese lindo momento, pero una presencia hizo que el grupo se girará para ver la entrada del cuarto. 

Itachi entró cargando una caja de cartón, dedicándole a sus amigos una sonrisa, feliz por haber vuelto a su hogar. 

Sin pensarlo dos veces los menores se separaron de sus superiores para ir y abrazar al Uchiha. 

-¡Comadreja!- gritaron al mismo tiempo los chicos escandalosos. 

Sasori y Kakuzu soltaron un gran suspiro, un poco molestos porque de alguna forma el chico del sharingan había opacado el cariño de sus parejas. 

-¿Qué traes ahí?- preguntó Hidan queriendo abrir la caja pero Itachi no se lo permitió. 

-Tranquilo, es un regalo para ustedes, cosas que le pertenecieron a Jiraiya-sama- contestó el menor para dejarse caer al suelo. 

Deidara y Hidan intercambiaron miradas confundidos pero igual le siguieron la corriente a su hermano. 

En eso apareció el ninja de gran altura y apariencia de tiburón, que al ver a su compañero se acercó para acariciarle la cabeza. 

-Me alegra verte Itachi-san- 

Itachi cerró sus ojos disfrutando de la caricia, haciendo reír un poco a sus mejores amigos. 

-Me encantaría escuchar de tu viaje, pero por desgracia tenemos una misión- dijo Kisame para luego mirar a Kakuzu y Sasori. 

Los ninjas al captar el mensaje se pararon de mala gana, el avaro guardo su libro, mientras el pelirrojo desaparecía su marioneta. 

-¿Se tardarán mucho, ancianos?- habló Hidan. 

-Lo más probable es que regresemos antes de la anochecer- aclaró el espadachín con una enorme sonrisa mostrando sus afilados dientes. 

Los menores asintieron despidiendo a sus superiores. 

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Cuando por fin se quedaron solos, Itachi abrió la caja, mostrándole a sus amigos el contenido. 

Los tres comenzaron a sacar de forma brusca las cosas. 

Hidan se detuvo para observar unas extrañas kunais, Deidara desprendió algunos pergaminos notando que se trataban de varias técnicas complicadas. 

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