Destrucción

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Tras pasar 2 meses parecía que la organización Akatsuki volvía a la normalidad. Los menores volvían a convivir con sus compañeros como en los viejos tiempos, sin vergüenza o resentimiento. 

Yahiko, Konan y Nagato no podían estar más orgullosos de todo lo que habían forjado, no solo cambiaban las vidas de antiguos criminales sino también eran reconocidos y admirados por las grandes naciones, tanto así, que ahora que iban a las misiones cientos de personas los elogiaban por sus metas y sueños. 

Parecía que la vida mejoraba para este particular grupo de ninjas, pero en este mundo lleno de luz, también habita una gran y espantosa oscuridad, que no tolera la paz ni la felicidad de otros. Y esa noche, en medio de un abrumador silencio, los chicos de las nubes rojas recibieron una desagradable y trágica sorpresa. 

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El reloj estaba por marcar las 10 de la noche, los chicos de Akatsuki cenaban, disfrutando de la compañía. 

-¡Esto está delicioso!- gritó con mucha alegría Tobi, que tenía la máscara un poco levantada, solo lo suficiente para que entrara el alimento, más no para que alguien pudiera distinguir su rostro. 

-Parece que el líder sabe hacer otras cosas además de llorar y tomar pésimas decisiones- se burló el jashinista que ya iba por su segunda porción. 

-Por eso dicen que nunca hay que subestimar a los idiotas, hm- comentó el rubio. 

Yahiko que se encontraba en la cocina, con un lindo mandil puesto, tomó su espátula con la intención de ir y darle una lección a los chicos pero fue detenido por el poseedor del rinnengan. 

Una imagen que hizo reír a los presentes ya que el hombre de cabello anaranjado se retorcía entre los brazos de Nagato con el fin de llegar a su objetivo. 

Cómo de costumbre cada ninja caminó hasta su cuarto para reposar de la comida. 

Hidan y sus hermanos seguían durmiendo con el buen chico, les gustaba compartir el espacio, ya que era algo a lo que se habían acostumbrado. 

Deidara sacó tres futones y los acomodó en el suelo, de modo que el jashinista e Itachi pudieran dormir junto a él. 

Tobi se subió a su cama, se colocó un gorro y le deseó a sus superiores buenas noches. 

Y así, todos se quedaron dormidos.

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La cueva estaba en una gran calma, los ninjas reposaban tranquilos, sin saber que a las afueras de su guarida un grupo de hombres los acechaban. 

Itachi frunció el ceño al percibir un intenso olor que hizo que de inmediato se le fuera el sueño. 

Poco a poco el Uchiha se incorporó tratando entender lo que estaba pasando, pero entonces una fuerte explosión se hizo presente, provocando que la recámara se sacudiera, asustando a los chicos. 

-¿¡Pero qué carajos está pasando!?- gritó con fuerza el religioso tratando de ponerse de pie. 

-¿¡Nos atacan!?- gritó Tobi para luego tomar de la mano al artista de ojos azules. 

-Calmate, estaremos bien, hm- y justo cuando terminó esa oración se detonó otra bomba haciendo que parte del techo cayera. 

-¡Salgamos de aquí!- dijo Itachi corriendo hacia la puerta y enseguida lo acompañaron sus amigos. 

Al abrir una gran cantidad de humo los invadió y es que gran parte de su hogar estaba en llamas. 

Los menores se paralizaron, tratando de encontrar una salida pero no podían ver nada, entonces entre el fuego llegaron Sasori, Kakuzu y Kisame. 

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