20: Inseguridades

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Jungwon se miraba en el espejo del baño detenidamente, las últimas semanas había dejado de hacerlo gracias a su novio, pero ya no podía seguir reprimiendo su dolor.

Desde aquel día en que sonrió por la propuesta de Heeseung no lo había vuelto a hacer, y eso había sido hace casi un mes.

Sus manos se posaron en cada una de sus mejillas forzando una mueca que se desapareció tan pronto como dejó de ejercer presión sobre su rostro.

¿Qué estaba mal con él?

Ya lo había logrado una vez ¿Por qué era tan difícil repetirlo?

Las lágrimas nublaron sus ojos como hace tiempo no lo hacían y las dejó correr, las dejó deslizarse libremente por sus mejillas, porque lo necesitaba.

Necesitaba esa sensación de desahogo que el llanto le brindaba.

A diferencia de las veces anteriores que había llorado por lo inexpresivo de su rostro, esta vez el motivo no se debía a la envida que le daban los demás.

Sino a que no podía mostrar cuan feliz estaba a su novio, Heeseung jamás le recriminaba nada por su incapacidad de expresarse.

Pero eso no quitaba que se sintiera mal consigo mismo al no poder devolverle las sonrisas a su novio.

Al ver la cara confundida de este cuando no estaba seguro sobre si le había gustado alguna de sus sorpresas.

Caminando lento llegó a su cuarto donde se tiró en su cama, con sus brazos abrazando su almohada giró hacia la mesa de noche, sobre ella había un pequeño marco de fotografía, donde estaban su amado y él.

Suspiró frustrado al ver su expresión en la imagen, nada, no expresaba nada, mientras que Heeseung a su lado parecía llenar el mundo de colores con su radiante sonrisa.

No quería admitirlo, pero se sentía insuficiente de cierta manera para su novio.

Él era cálido como el propio sol y cuando mostraba otras partes de él, podía llegar a ser tan cambiante como una puesta de sol.

Aquella combinación de colores que cambiaba con el pasar de los segundos, en los que el aquella esfera gigante se escondía tras el mar para finalmente dar paso a la oscuridad.

Tal vez sonaría un poco cliché, pero sentía que exactamente eso era lo que causaba Heeseung en su mundo.

Cuando el sol se va solo quedan la luna y las estrellas, y aun así, a veces no somos capaces de ver el camino correcto por la poca cantidad de luz.

Hee era su luz y cuando él no estaba la oscuridad lo acechaba, la luna y las estrellas siendo un recordatorio de que su sol no está presente.

Antes de que siguiera atormentándose con sus propias sombras, la puerta fue tocada sacándolo de sus pensamientos.

A penas abrió ligeramente la entrada a su hogar cuando sintió toda la calma que un lindo amanecer podía brindarle.

Su luz y fuente de calidez había vuelto a su lado.

Heeseung entró tan radiante como siempre, sin embargo su sonrisa decayó completamente al ver a su pequeño con las mejillas mojadas y los ojos rojos.

Al notar su mirada Jungwon tocó su rostro con suavidad, sintiendo la punta de sus dedos húmeda.

La mirada preocupada de su novio le revolvió el estómago, sabía que le iba a preguntar sobre eso.

Y él se lo diría.

Se había prometido a si mismo siempre ser honesto con Heeseung, ya que, él tenía una desventaja al no poder leer su rostro.

Si Hee quería saberlo él se lo diría, las relaciones se construyen a base de confianza y confiaba en él.

COLD (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora