Modificaciones C. | Día dos.

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Modificaciones
corporales.

—Sabes Katsuki, quiero hacerme un piercing

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—Sabes Katsuki, quiero hacerme un piercing

Comentaba el pelinegro, sin despegar su vista de su celular.

El nombrado se detiene a observarlo por unos segundos, notando lo que miraba tan insistentemente en su móvil. Eran imágenes de esto mismo, piercings.

—¿En serio? No sabía que eras de esos...¿Dónde piensas hacertelo? —apoya su cabeza en el hombro contrario, observando de igual forma como pasaba las imágenes mientras desprendía bastante humo de su boca.

Su cuerpo se estremece al toque que su amigo reposó la cabeza en su hombro. Esta clase de mañas no eran usuales en el cenizo a no ser que esten completamente en privado.

Como ahora.

Estaban completamente solos en casa de la familia del pelinegro, teniendo la oportunidad de hacer lo que sea.

Y porqué no aprovecharla.

Kirishima mantenía un cigarrillo en su mano, en medio de ambos dedos, saliendo humo de su boca excesivamente directo a la pantalla del celular, así tal cual como hacía Katsuki.

—En la oreja, como un arete ¿que te parece? —como acto señala su lóbulo, mostrándole una gran fila de dientes afilados que boceteaban una tierna sonrisa.

—Creo... que tus padres te regañaran si haces algo como eso —sonríe burlón, despegandose del pelinegro manteniendose erguido en el sofá. Le había comenzado a doler el cuello.

—Aaahg...tienes razón...pero y a ti ¿te gusta la idea?

Su carita se había vuelto un tanto deprimida al regresarlo a la realidad, pero no podía quedarse sin la opinión de su mejor amigo.

Y amor platónico.

—Pues si, haz lo que quieras

Las palabras del cenizo hacen bombear más de la cuenta el pobre corazón derretido de amor de Kirishima, sonrojandolo como solo Katsuki Bakugo podía lograr hacer.

Y como respuesta Eijiro solo sonríe y se le escapa una risa nerviosa, jodida risa que hizo que el cenizo le golpe con su dedo medio la frente, dejándo roja la zona del golpe.

—Pues... llamaré a mi papá. Deseame suerte

La necesitará.

[...]

Le costó. Le costó mucho sudor al sumar puntos con las tareas domésticas, su tiempo con amigos, sus días con Bakugo y mucho de usar su cabeza para alzar su promedio en clases. Se lo habían permitido, con la única condición de hacer algunas cosas para merecerlo. Fue complicado pero no imposible, teniendo un sentimiento mucho mayor al saber todo lo que tuvo que hacer para ahora estar parado al frente de esa "piercingtienda" como le llama él, descojonandose de los nervios al imaginar una aguja atravesando su oreja. Solo esperaba que esa mierda no doliera.

entre crestas, gritos y besos͏͏【krbk】Where stories live. Discover now