2• Pintura de Vicent Van Gogh

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Es oscuro, muy oscuro

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Es oscuro, muy oscuro. Es lacio y huele a jabón de coco. Ella se separa de mí, no importa si manchó mi cabello; quería abrazarla y aspirar su aroma a frutos tropicales.

A pesar de que tiene glaseado por toda la cara, puedo apreciar sus grandes ojos más oscuros que su cabello y su piel tan blanca como el glaseado. Lia es tan hermosa como una pintura de Vicent Van Gogh y tan discreta como gotas de agua en trajes impermeables.

—Lo siento, te manche —se disculpa con una pequeña sonrisa, tomando un mechón de mi cabello.

—No te preocupes...

La miro y siento que me transporto a Pensilvania de 2018 cuando la vi riendo y divirtiéndose con mi mejor amigo; quien fue su novio como siete meses luego la dejó al irse del estado. También recuerdo esos tiempos en los que no éramos unos santos.

Siempre pensé que no tendría chance porque era hetero, pero ahora no voy a dejar pasar la oportunidad de sacarme el peso que tengo encima desde 2018 que se convirtió en mi mejor amiga.

—Llegaste...

Miramos a quien rompió el silencio entre nuestras miradas; Christopher.

—Sí... hola, Chris —Lia mueve su mano en forma de saludo, él le devuelve el gesto.

Soy turista en como quedó su relación, lo único que sé es que él se fue con su padre hacia Carolina del Sur y Lia quedó destrozada por su partida sin aviso y ruptura sin explicación.

—Eh... le avisan a Gaby que me fui —pide, todas asentimos—. Hoy también llegaron Esteban y Bryant, nos reuniremos en casa de Santiago... —explica, no sé por qué.

Santiago... ese nombre no me provoca nada, antes sí y muchas cosas. Él fue mi crush con quien sólo tuve unos cuantos encuentros de besos.

—Le dices a Esteban que me escriba cuando llegue al depa —le pide Lia a él, Chris asiente.

—Chaito, nenas...

Y sale de la habitación.

Gabriela y él viven en un departamento al igual que Lia y Esteban, pero en otro edificio. Yo vivo con Emilia en un casa que le regalaron sus padres al empezar la Universidad. Quiero unos padres así.

—¡Listo! —exclama Gabriela desde el umbral que da a la cocina—. A la habitación, chicas —ordena en tono doble sentido.

—Primero dejame limpiarme la cara —dice Lia, rompiendo la tensión sexual de mentira. Todas hechamos a reír.

Ese es el poder de Lia, hacer reír con la más mínima cosa.

Noche de Chicas ©Where stories live. Discover now