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A partir de ese día, las cosas cambiaron completamente. Gustabo le daba pequeños besos cuando lo veía o le pedía ir con él hacía los baños. El jueves de esa nueva semana, Gustabo tenía la necesidad de profundizar un beso que Jack venía postergando porque le avergonzaba hacerlo frente a otras personas. La idea de Gustabo fue llevarlo a las duchas de la cancha más desierta y acorralarlo contra la pared de un cubículo vacío. Su uniforme era el mismo que usó la vez que tuvieron su primer encuentro sexual, este era el segundo y Gustabo lo había preparado perfectamente. No perdió tiempo besando a Jack, los minutos los tenían contados, pues los jugadores llegarían a ducharse y a arruinar su maravilloso momento. Y fue así cómo sacó un condón de su maleta y se lo entregó a Jack mientras se bajaba los shorts, lamía dos de sus dedos y los llevaba a su entrada preparándose. El pelinegro sabía perfectamente qué hacer, así que se bajó los pantalones de vestir, se acomodó sus gafas y colocó el condón alrededor de su extensión. Ya tenían el lubricante que cubría el látex, así que esperó mientras miraba a Gustabo abrirse para él. Le subió la falda para ver su culo desnudo y los dedos largos que se escondían en él mientras salían y entraban una y otra vez.

El rubio los sacó cuando creyó que era suficiente y Jack se alineó contra él para pasar su pene sobre la raja sin meterlo. Parecía jugar con la excitación de Gustabo, pues metía lentamente el glande y después lo sacaba. El rubio gimió y arqueó más su espalda apoyándose contra la pared, Jack tomó uno de sus muslos por debajo y alzó una de sus piernas para tener mejor acceso cuando adentró su pene en él.

El animador gimió alto al sentirlo dentro por primera vez y su propio pene se endureció completamente. Pasaron varios segundos en esa posición, hasta que Jack comenzó a follarlo contra la pared mientras sostenía una de sus piernas.

Hasta que la soltó y lo embistió tomando sus caderas y entrando en él cada vez más fuerte.

Arremangaba la falda contra la lumbar del animador mientras lo follaba. Era la primera vez que lo hacía y estaba más que extasiado sabiendo que era con el chico que amaba. Mordió sus labios cuando no pudo resistir más los gemidos de Gustabo y se corrió en el condón.

Echó su cuerpo hacia adelante y tomó el pene de Gustabo para masturbarlo mientras disfrutaba de ese intenso orgasmo que se extendió hasta que el rubio se corrió sobre su mano.

Fue muy intenso y ambos terminaron jadeando, uno contra la pared y otro contra un cuerpo.

Pero no tenían tiempo para besarse, pues la hora ya marcaba que debían irse de ese lugar.

Los demás días fueron muy buenos. Habían salido a citas y Jack por primera vez se llenó de valor para confesar sus sentimientos. Su relación fue creciendo, y el mismo día de apertura del torneo de fútbol de ese año, Gustabo le pidió a Jack ser novios.

A Jack le tomó por sorpresa, ya que llevaba ensayando con Greco la manera en la que él le pediría a Gustabo ser novios. Jamás se imaginó que el animador iría hasta él a las gradas y le pediría serlo. Terminó aceptando y logrando llevar el ritmo de alguien que parecía carecer de toda esa vergüenza y timidez que él poseía. Lo extrovertido de Gustabo lo ayudó a experimentar cosas que jamás se hubiese atrevido a hacer, así como disfrutar de una fiesta y hacer amistades muy afuera de su circulo de estudio.

Disfrutaba llevarlo a casa cuando su madre por fin le permitió usar el automóvil; disfrutaba escucharlo y verlo entrenar. Y a Gustabo le encantaba pasar tiempo con él, oír sobre sus gustos y prestarle atención cuando le explicaba un tema nuevo de matemáticas.

El animador aprobó contabilidad gracias a la ayuda de su muy lindo novio. Gustabo dejó de acomplejarse a su lado y aceptó los obsequios que por primera vez, le daban sin un doble sentido.

Pues al final de todo, ahora ambos tenían muy claros sus sentimientos.

Fin.





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