Capítulo 4

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Albafica caminaba por el campo de entrenamiento con la cabeza mirando hacia el suelo en sus ojos se podían ver una pequeñas ojeras ya que no pudo dormir bien durante la noche, por otro lado Minos se encontraba mirándolo desde una ventana.

-dile a Albafica que quiero verlo-le dijo a un soldado que estaba a su espalda.

El soldado asintió y salió de la habitación en busca de Albafica, mientras que el recién mencionado había llegado al comedor y se sentó en una mesa tratando de despejar su mente estaba tan cansado que terminó por juntar sus brazos en la mesa y esconder su cabeza entre ellos para poder dormir un poco.

Pero ese momento duró poco cuando el soldado que había mandado Minos lo encontró y le dio las indicaciones, Albafica solo suspiro con cansancio se levantó y siguió al soldado hasta que llegaron a la habitación en donde estaba Minos esperándolos.

-déjanos solos-dijo Minos cuando los vio entrar.

El soldado asintió y cerró la puerta dejando a los dos a solas Minos se volteo y vio a Albafica directamente mientras caminaba en círculos alrededor del peli celeste, se detuvo detrás de Albafica y movió sus cabellos acercarlos a su nariz.

-casi nos metes en serio problemas-saltando el cabella y caminando hasta quedar frente a Albafica-creo que te mereces un castigo-lamiendo el lóbulo de su oreja.

Albafica se estremece ante el toque de Minos, pero sus brazos no responden en cambio se quedó completamente quieto mientras dejaba que Minos hiciera lo que quiera, poco después Albafica se levanta del sofá en la habitación de Minos y comienza a acomodarse su camisa.

Se levantó y camino hacia la salida, pero antes Minos lo agarró fuertemente del brazo y lo jalo la bufanda para sellar sus labios con los de Albafica, Albafica solo se quedó quieto mientras que su mirada comenzaba a nublarse por las lágrimas que amenazaban con salir.

Minos se separó de Albafica por la falta de aire le dio una sonrisa seductora para después darle la espalda, Albafica rápidamente acomodo su bufanda y salió de la habitación dejando a un sonriente Minos.

Albafica pasó de largo a varios soldados que lo saludaron y se encerró en su habitación, una vez solo comenzó a frustrarse y comenzó a golpear la pared y tirando varias cosas por todo el cuarto, una vez que descargo su ira se pegó a la pared y se dejó caer al suelo, pasó sus manos por su cara tratando de limpiar las lágrimas que habían comenzado a salir.

-¿por qué?, ¿por qué?-se preguntaba una y otra vez con frustración-¿por qué no puedo detenerlo?-recostándose en el piso.

Mientras tanto Manigoldo que aún seguía en la enfermería y constantemente era visitado por Kardia quien le traía comida, pero esta vez no solo le trajo la comida a Manigoldo si no que también le trajo una carta de parte de Ilias.

Manigoldo tomo la carta y comenzó a leerla realmente la carta no decía nada nuevo, solo que su perro se encontraba inquieto y que lamentablemente no había visto al encapuchado que Manigoldo se había encontrado aquella vez en el cementerio.

Manigoldo suspiró y se recostó en la cabecera de su cama dejo la carta a un lado y dirigió su vista hacia la ventana sus pensamientos aún estaba en su encuentro con Albafica en el bosque, pero Kardia le seguía insistiendo que solo había sido producto de su imaginación.

Pasaron las semanas y Manigoldo por fin pudo salir de la enfermería y volver a sus tareas cotidianas, después de terminar con sus labores fue con Degel que estaba trabajando en unos archivos y solo sintió la presencia de Manigoldo cuando este se le acercó.

-lo que me pides es difícil Manigoldo-guardando unos informes-es información clasificada.

-pero realmente necesito saber si está vivo-golpeando sus manos contra el escritorio-estoy desesperado y esta situación no me deja dormir.

Susurros en el jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora