1: Una noche (III)

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Intenté recuperar mi ropa, pero por otro lado él luchó durante mucho tiempo para quitarme la ropa. Al final, fui yo quien perdió la batalla por mi ropa. ¿Cómo se puede vencer a un hombre adulto por la fuerza?

En cierto modo, era una especie de orden establecida desde el principio.

—Roana.

—¡Te dije que no me dijeras mi nombre!

—No uses tu boca tan duramente, abre las piernas.

—¡No, desgraciado!

En mi mente sin duda, nunca pretendí tener relaciones con ese bastardo.

—Te gustó ayer.

—Porque no sabía que eras tú.

—Ayer, sólo me llamaste por mi nombre de pila. Llorando muy dulcemente.

—Bórralo de tu memoria, olvídalo. ¡No pienso volver a hacer algo así contigo ni siquiera encontrarme contigo!

Continuó tumbandome en la cama aun cuando estaba a punto de levantarme.

—¿A quién le importa?

— A mí, y tengo un prometido.

—Lo sé. Es imposible que no lo sepa. Sin embargo, ¿por qué te has acostado con otro hombre a pesar de tener un prometido?

—... ... me equivoqué.

—¿Te equivocaste? ¿Quieres que me crea eso?

Su mano acarició mi muslo. Estaba preocupada porque parecía que su tacto me haría recordar la noche anterior.

Era aterrador que el hombre con el que estuve ayer fuera este bastardo.

Los recuerdos de haber sido comparada desde muy joven me atormentaban. De no ser por él, podría haber crecido como antes. Si no fuera por él, podría haber visto la luz.

Siempre he vivido una vida en la que me han comparado con la sombra de este joven. Con el desprecio de que la princesa Agnes es inferior al Duque Blake.

Tuve derecho a ser nombrada hija del duque Agnes, pero la sucesión fue decidida desde el principio para el hermano superior. Nunca he pasado por ese puesto. Eso no significa que mi padre me viera como una herramienta de un matrimonio político. La idea de mi padre... ... todavía no lo sé muy bien.

—¿Pero qué hacemos? Tu prometido y tu padre estuvieron presentes ayer.

Por eso, nunca había vencido a este bastardo ni un solo momento, ni me había sentido así.

—... ... Mi padre estará de mi lado.

—Lo has visto por 20 años. ¿Por qué no lo sabes? Tu padre es una persona que valora la familia más que a ti.

—No te preocupes por eso.

—¿De verdad crees eso? Somos enemigos tanto en lo político como en lo personal, así que ¿crees que te apoyara aún sabiendo que tú y yo hemos dormido juntos?

—¿Qué sabes tú?

Me agarró bruscamente de la barbilla.

—Sí. ¿Qué sé yo, Roana? Claro que no quiero dejarlo pasar, pero ¿crees que tu prometido puede satisfacerte tanto como yo?

—Hijo de puta.

—Lo sé. Soy un hijo de puta.

Sus labios se superpusieron a los míos. Esta vez, le mordí los labios con toda fuerza antes de que su lengua penetrara en mis labios.

ᴄʜᴇʀɴᴏʙʏʟ ᴍᴇ ᴀᴍᴀWhere stories live. Discover now