Lejano

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Wei WuXian estaba cansado de todo.

Convocando otra horda de cadáveres feroces que se levantaban una y otra vez, pero con más cadáveres, con más fuerza y con uso de la energía resentida.

En algunos momentos su mente se iba, su cuerpo parecía moverse por si solo, sus ojos pesaban y esa voz seguía susurrando en su cabeza.

Se situaron justo a las afueras de Qishan Wen. El ejército casi era destruido y solo faltaban unos cuantos más para acabar con esta sangrienta guerra.

-¡Wei WuXian invoca más cadáveres, tenemos que matarlos a todos!-.

¿Tenemos?

Jiang Cheng era diferente. Diferente en el sentido de que parecía más furioso de lo normal, en sus ojos se clamaba la venganza.

Muy pronto vengaría a sus padres y a su clan.

Madam Yu, ¿finalmente descansas en paz?

Wei WuXian mira de lejos a su hermano y el alivio porque no se notaba el cambio que él sabe, adormece las voces que le ordenan romper lazos.

Destroza el equilibrio que condena tu alma a la justicia.

Pierde lo que más amas para convertir en lo que más odias.

No se puede escapar del destino escrito por los dioses.

Hace lo que le dicen y el sonido vibrante de las espadas chocando aumenta la tensión en sus músculos. Ya no puede empuñar una espada.

Suiban.

¿Quién sabe dónde se encuentra?

Aunque si la tuviera de vuelta ya no tenía caso sostenerla, sería como burlarse de los años en que estuvo en sus manos y las aventuras que vivieron juntos.

La espada que formó parte de su cuerpo.

Dejada de lado por un cultivo que consumía su vida.

Todos opinaban lo mismo de la energía resentida, eran más persistentes los Lan, pero lo disimulaban mejor que las otras sectas.

Hablar a espaldas de los demás estaba prohibido.

Esas reglas tan aburridas lo ayudaban a distraerse de la oscuridad creciente.

Él ya no veía la luz.

Ya no tenía sentido mantener la esperanza.

Lo único que lo animaba a seguir con esa vida era la promesa que le hizo a Yu Ziyuan y vengar a sus hermanos marciales.

Más allá de eso, tal vez buscar una forma de vivir tranquilo en algún lugar lejos de todos.

Su Shijie retomo su relación con Jin Zixuan para su mala suerte. Solo esperaba que el pavo no volviera a hacer de las suyas y de nuevo arruinara y defraudara el cariño de su Shijie.

Jiang Cheng... se aferró a su matrimonio con Lan Zhan y los ancianos lo han perseguido con eso todo el tiempo.

No le han dado descanso y su visita al campamento de la secta Lan no fueron muy agradables de ver. Los ancianos Lan mantuvieron su postura, los ancianos de Yunmeng atacaron desde varios lados y la principal excusa para el matrimonio eran los descendientes.

Lan Zhan estuvo a punto de correrlos varias veces y su semblante se enfriaba conforme más presión trataban de ejercerle.

Él no opinaba nada, más porque le dolía pensar en lo que pasaría si eso llagaba a suceder que porque Lan Zhan prefería a los omegas.

No juzgaba sus gustos o preferencias, pero si le dolía pensar en lo diferente que sería si él fuera un omega.

¿Y si fuera al revés?

De Alfa a OmegaOnde histórias criam vida. Descubra agora