❝ Treinta ❞

525 73 2
                                    

26 de Abril de 2023

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

26 de Abril de 2023

"No vamos a decirle nada por el momento. No podemos saber nada de Jake hasta que nos lo cuente él mismo, pero tenemos que esperar" me había dicho Sunghoon tras ver los resultados en aquella máquina de Anonymus S.A.

Habían pasado tres días desde que ambos supimos que, tal y como yo sospechaba, Jake tenía algo de humano. Sunghoon y yo discutimos, "es vampiro", "es humano", pero finalmente entendimos, por muy difícil y extraño que se nos hiciera, que era ambas cosas. Una mezcla de ambas especies que siempre estuvieron en guerra y que tuvo que estar escondiéndose bajo la fachada de un simple vampiro novato por esa misma razón.

A mi cerebro literario, afectado por los miles de libros románticos que había leído, le gustaba imaginar que el chico era fruto de un "incontrolable amor prohibido" entre ambos progenitores que, a pesar de sus diferencias y el peligro que suponía aquello, se querían tanto que fueron indiferentes a las disputas entre humanos y vampiros. Y a las consecuencias.

Me recordaba a mi situación con Sunghoon, fugazmente, pues no era nada parecido pero, en cierto modo, sí era un "amor prohibido". Por la clase social en la que nos encontrábamos cada uno, por los objetivos distintos y lo más importante que siempre había que tener presente; el beneficio propio.
Porque, de nuevo, su familia la estaba fastidiando cada vez más, y por eso mismo estuvo ocupado esos tres días en los que no pudimos quedar con Jake para hablarle de lo ocurrido, pero sería esa noche.

Jeonghan aún no sabía de mis investigaciones, y no lo haría hasta que Sunghoon muriera, porque planeaba dejar aquello como algo entre nosotros y Jake. Sabía que, una vez le contara a Jeonghan lo que pasaba con el australiano, si es que lo hacía, iba a estallar por habérselo contado tan tarde, pero no me importaba en lo más mínimo.
Despreció mis ideas. No quiso ayudarme.
Y los vampiros éramos rencorosos, la mayor parte.

Él mismo me envió la noche en la que volví de Anonymus S.A, sin saber él que me había ido, una noticia de una entrevista de los padres de Sunghoon. Entonces recordé que, precisamente esa noche, fue cuando estos estaban fuera y Sunghoon tuvo el día libre tanto del trabajo como de su familia, para así ir a la agencia a hacer "tareas extra" y aprovechar para ayudarme a investigar.
Lo que los Park planeaban era engañar al gobierno colaborando con ellos, realizando un evento del que sacarían dinero para, supuestamente, donarlo al ministerio de educación y propulsar la enseñanza sobre lo que eran los humanos; algo que apenas enseñaban en los colegios, pues eran tan odiados que ni siquiera creían los adultos que fuera necesario aprender sobre ellos. Solo se podían estudiar en libros de bibliotecas, los cuales incluso eran ilegales si contenían demasiada información, pero yo ya había leído muchos.
Me parecía una buena iniciativa. Era cierto que los humanos quisieron asesinar a nuestra especie, y de no ser por su exterminación todas las generaciones que ahora yo conocía no existirían, pero, al fin y al cabo, fueron una especie que ahí estuvo, mucho más cercana que otras como, por ejemplo, los dinosaurios, que sí los llegamos a estudiar. Y con ellos, los humanos, convivimos.
Pero, por muy buena idea que me pareciera, sabía que solamente era un engaño. El propio Sunghoon me lo comentó, por mensaje, que el dinero donado no iba a ser ni una quinta parte de lo recogido y que a su padre les interesaba bien poco los humanos.

Un mensaje de Sunghoon me llegó, interrumpiendo mis pensamientos prácticamente en blanco, que tan solo enumeraban los últimos tres días. Miré la notificación y vi que, desgraciadamente, la cita con Jake en su casa se iba a atrasar.
Habíamos quedado en casa de los Shim porque su familia iba a estar ausente por una cena a la que Jake no tenía obligado asistir, sin embargo, eso se retrasó, aparentemente al día treinta.

"Me han confirmado que mañana tenemos el día libre. ¿Te gustaría ir sobre las once y media a la cúpula del piano?"

Aquel mensaje me erizó la piel, como siempre que recordaba ese piano, donde no solo tuvimos nuestra fogosa primera vez, sino que también marcamos una especie de antes y después.
Y no dejaba de ser un lugar donde había un piano, para crear música.
Belleza.
Desde que nos conocimos, solo asociaba esa palabra a su ser, a Sunghoon, aunque no nos hubiéramos centrado en descubrir su significado como prometimos. Todo eso muy a mi pesar, pues eso significaba que la belleza nunca sería lo mismo. Nunca sería eterna ni tendría comparación con él.
Ahora que las cosas se estaban relajando después de haberse alterado por completo, esperaba poder retomar ese asunto pendiente.
Quería y necesitaba centrarme en eso, y en las melodías que Sunghoon y yo amábamos crear, pero que parecían estar completamente alejadas por los sucesos que pasaban continuamente, y nos distraían y nos distanciabas de lo que más felices nos hacía.
De lo que nos hizo conocernos de una forma tan especial.

Escuché varios toques en la puerta. No melodiosos, normales pero juguetones por alguien que agarraba cada vez más confianza.
Mi hermano, ahora legal.

—¡Pasa!

Heeseung abrió con libertad y cerró tras de sí, entrando y sentándose tan pronto como lo hizo en la silla de escritorio. Yo me levanté de la cama y fue hasta él, apoyándome en la pared próxima.

—¿Querías algo? —interrogué, mirándolo.
—Me estoy enamorando de Myeong, de verdad.

...

𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐌𝐄𝐋𝐎𝐃𝐘 | Park Sunghoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora