Capítulo 7

28.7K 1.9K 255
                                    

Finalmente me levanté del suelo, mi culo dolía como los mil demonios, a este punto ya debe estar cuadrado debido al suelo.

Abrí la puerta de un tirón y Nicholas cayó al suelo, al parecer estaba durmiendo y lo desperté. Rei internamente.

Puto.

—Vaya, me siento tan protegida con un guardia dormilón.

—No es mi culpa—dice parándose del suelo—Anoche no pude dormir, tu aroma me lo impedía.

Olfatea el lugar y suspira derrotado.

Posiciona su lujuriosa mirada en mi ojos y luego analiza mi cuerpo. Al instante, siento que mis piernas flaquean y que se me humedecen las bragas, cruzo las piernas.

—Que tengas buena noche—dice haciendo ademan de salir de la habitación.

—¡Eres un...!—me interrumpe volviendo a la habitación.

—Kira,—se acerca a mi oído posicionando mi cabello atrás de este—sabes que solo tienes que pedirlo.

Mierda y más mierda.

Lo usare para satisfacerme -tampoco es que el no quiera...y tampoco es como si fuera lo más terrible del mundo-pienso.

Acorto la inexistente distancia que ya había entre nosotros y me lanzo a sus brazos. Junto nuestros labios y pude sentir que sonreía sobre los míos.

Maldito alfa torturador, maldita sonrisa encantadora.

Me levanta del suelo como si fuese una pluma y abrazo su cadera con mis piernas sin separar nuestros labios. Posiciona sus manos en mis muslos apretándolos y apoya mi espalda contra la pared. Podía sentir en mi entrepierna su miembro abultado.

No tengo idea como le quite la camiseta, pero lo hice. De alguna forma llegamos a la cama y casi se tropieza, me hubiese reído, es más, lo hubiese empujado yo misma si no fuera porque estoy en sus brazos y caería con él.

Aprisionó mi cuerpo bajo el suyo y me quitó la camiseta admirando así mis pechos. Tomó uno con su enorme mano y empezó a masajearlo mientras me besaba, bajo hasta mi cuello dejando besos por el camino, nuevamente empezó a lamer donde iría -si no fuese un imbécil- su marca.

—Nicholas—le advierto para que se detenga.

Gruñe y sigue besando ese lugar mientras su mano libre empieza a bajar hasta mis pantalones.

—¿Estas segura de esto? —pregunta deteniendo los besos.

No puedo creer que me va a hacer decirlo.

—Necesito tu ayuda.

—Pero quiero que lo hagas porque quieres, no porque te sientas obligada por el celo—me observaba con delicadeza esperando cualquier reacción de mi parte.

Estoy caliente, lo admito. No se si sea por el celo o por el simple hecho de que es mi mate.

—Quiero—digo en un susurro.

Se abalanza nuevamente a mi cuello y yo estiro la cabeza hacia atrás para darle más accesibilidad. Juego con su negro cabello ondulado entre mis dedos. Baja ambas manos y me quita el pantalón.

No tendré sexo con él, por mas que mi vientre bajo lo reclame, mi orgullo lo impide.

Algo de dignidad me queda.

Una fuerte molestia aparece en mi estomago bajo e instintivamente mis manos bajan allí.

—Permíteme—dice deteniéndolas.

Me quita las bragas rompiéndolas, ya pagara por eso. En un movimiento rápido introduce dos dedos en mi intimidad, tomándome desapercibida. Ahogo un quejido.

Dos mates y una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora