Tsundere

104 12 1
                                    

No dormí en los siguientes dos dias que siguieron. Shigezane venía de vez en cuando, no tenía idea de la hora, para dejarme comida y me vigilaba mientras cenaba ya que tenía que desatarme las manos. Una vez comía volvía a atarme las manos y se marchaba cerrando la puerta.

Sin embargo esa mañana fue diferente, Kojuro abrió y me desató las manos. Empujandome levemente me sacó del almacén ya que al parecer Masamune me esperaba afuera.

Este me miró despectivamente y yo simplemente crucé mis brazos presentando mi molestia.

-Perro sin educación.- susurré.

Al parecer Masamune no me escuchó ya que no hizo nada más que acercarse y comenzar a manosearme. Digo manosearme porque se agachó frente a mi tocando mis piernas por encima de la ropa.

Le pegué una patada cuando intentó levantar la falda de mi kimono para revisar lo que había debajo, lo hice caer de espaldas. No lo hice porque allí estaban mis armas sino por pudor.

-Si quieres desarmarme no está de más pedirlo ¿cierto? ¿Como eres tan atrevido como para inmiscuir bajo la falda de una dama?

-Mis disculpas, no era mi intencion.- para mi sorpresa se disculpó como una persona normal.- Sin embargo necesitamos mantenerte vigilada, eres una importante herramienta en la negociación entre clanes. Intuyo que tus armas están bajo la ropa y es por eso...

-Si me prometen que me darán una habitación decente yo prometo no intentar escapar ni defenderme.- pedí.- Por favor, me muero de sueño y un almacén no es el mejor lugar para dormir.

Masamune pareció meditarlo pero aceptó, casi inmediatamente me di la vuelta para subir la falda del kimono y extraer mis dagas. Se las entregué a Kojuro quien parecía asombrado, no pensaba que en todo momento yo estuviera armada.

-Si intentas escapar no tendré piedad contigo.- me amenazó Masamune a lo que infantilmente le saqué la lengua.

-Oye Masamune.- se quejó Shigezane.- ¿Te parece bien amenzarla así? No le hagas caso... esto... ¿cual es tu nombre?

-Saisho, al menos aprendanse eso.

-Bonito nombre.- sonrió.- En fin, no le hagas caso, no te va a hacer daño. Debería decir las cosas más claras, es un tipo terco, como siempre.- negó varias veces con una sonrisa.

Minutos después estabamos todos sentados bajo la sombra de un arbol como si fuera un picnic ya que delante de mi había una gran cantidad de comida y bocadillos. ¿Como diablos llegamos a esto?

-¿No vas a comer?- preguntó Masamune.

-Perdona pero ¿como pasamos de las amenazas a invitarme a desayunar?

Shigezane aguantó la risa debido a que estaba comiendo un sandwich pero estaba segura que quería soltar una carcajada.

-Simplemente come y no te preocupes.- señaló Kojuro.

-Si no te lo vas a comer entonces yo lo tomaré.- Shigezane intentó quitarme el plato donde me habían servido un par de rollos de huevo así que golpeé su mano.- Ouch.

-Eso te pasa por intentar robar la comida de otros.- lo regañó Kojuro.

Con los palillos comencé a comer dandole así una mordida a uno de los rollitos. Hice un sonido de satisfacción, hacía dos días que no comía comida normal por estar encerrada en aquel pequeño espacio llamado almacen.

-Ah, que delicia.

-Está rico ¿no?- habló Shigezane.- Fue Masamune quien cocinó todo esto.

-¿En serio?- me asombré.- Entonces comeré más porque está delicioso.

-No es la gran cosa.- y ahí pude jurar que Masamune se sonrojó.

Tal como pedí esa noche ya tenía un futón para dormir cosa que agradecí encarecidamente. Kojuro me trajo la cena y estuvimos conversando por un rato, me contó como había sido la infancia de Masamune. No pude evitar sentir pena por él, después de todo no había sido su culpa. Su crianza afectó lo que es hoy en dia, vivir aparentando no tener sentimientos debía ser duro.

Mas tarde, cuando disponía a dormirme, la puerta se abrió repentinamente. Masamune parecía agitado.

-Vamos, levantate.

-¿Que sucede?

Dar una explicación no estaba dentro de sus planes así que simplemente me obligó a levantarme y arrastrarme fuera de la habitación. El caballo ya estaba listo afuera así que lo único que hizo fue acomodarme sobre este para luego subirse él.

Kojuro y Shigezane ya estaban listo así que fuimos en dirección al bosque a quien sabe donde.

-¿A donde demonios vamos? ¿Que es lo que sucede?- pregunté.- ¡Ni siquiera he podido dormir!

Un fuerte viento provocó que el caballo donde estabamos se tambakeara y nosotros cayeramos al suelo. Masamune amortiguó me caída pero aún así fue dolorosa.

-¡Este es mi estilo de arte ninja! ¡Torbellino!

Reconocí la voz enseguida, después de todo recordaba que estuve a su cuidado.

-¡Sasuke!- sonreí desde el suelo.

♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡
A que no se esperaban actualización doble :)

Ay que buena persona que soy, me encanta darles estas sorpresas jeje.

Sengoku Night Blood ¿otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora