Prólogo

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Nathan había sabido desde siempre que un día debería casarse y hacerse cargo de su título, pero nunca pensó que sería tan pronto.

Muchos dirían que, con veintiséis años, era un hombre hecho y derecho, que a la perfección podría llevar adelante a su familia luego de la muerte de su padre. Sin embargo, en ese momento él no se sintió así, por un instante tuvo la impresión de que era un chiquillo de apenas diez años. Su padre lo había preparado para hacer su trabajo y sin dudas sabía hacerlo, pero uno nunca estaría preparado para perder a un padre, sobre todo uno tan bueno como el suyo.

Había podido cumplir a la perfección la parte de hacerse cargo de su madre y su hermana como cabeza de la familia, pero aún le faltaba algo, encontrar una mujer para convertir en su esposa, y que pudiera darle un heredero.

Se había esforzado mucho, de verdad lo había intentado, pero ninguna mujer había logrado cautivarlo. Probablemente se debiera a que todavía seguía amando a Florence, su amiga. Y aunque delante de todos fingía que ya no sentía nada por ella, era imposible no sentir algo cuando la veía en los bailes o incluso cuando la visitaba. Si, la visitaba. Florence siempre lo invitaba a tomar el té, como en las viejas épocas en las que ella era una jovencita soltera. Incluso tenía un hijo, y él seguía pensando en ella de la misma manera que siempre.

No había duda alguna de que tal vez pasarían años e incluso él seguiría amándola como siempre y guardando en su memoria el único beso que había podido robarle. Se sentía patético, pero no podía evitarlo.

No obstante, esta sería su última temporada, la última en la que se pasearía por esos enormes salones, llenos de señoritas con sus vestidos extravagantes y sus madres tratando de encontrar el mejor candidato. Esta temporada se casaría, no importaba que no estuviera enamorado de su esposa, jamás le faltaría el respeto y le brindaría la protección necesaria. Solo esperaba encontrar una dama agradable, con la que pudiera tener una conversación, no quería un matrimonio donde ni siquiera se dirigieran la palabra.

Remendando el corazón © TL #3Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt