~5~

1.8K 213 64
                                    

— Al fin llegas, te estoy esperando hace un buen rato —. Se quejó Anthony desde el sillón donde estaba sentado.

— Si no me avisas que vienes no puedo esperarte, ¿están solos? —. Cuestionó observando a su hermana.

— Madre dijo que ya volvía.

— De acuerdo —. Dijo con desconfianza.

— Es Tarah — dijo con obviedad su amigo — no podría hacer nada con ella.

— Oh bueno, eso no me ofende —. Dijo con sarcasmo la dama.

— Sabes a lo que me refiero —. Se defendió el caballero.

— No, no lo sé — dijo molesta — pero ahora que llegó tu amigo, los dejaré solos.

— ¿Se enojó de verdad? — cuestionó el castaño una vez que Tarah se marchó.

— No tengo idea — dijo suspirando — últimamente está rara.

— ¿Dónde estabas? —. Preguntó con curiosidad.

— Vamos a mi despacho.

— Así que fuiste a visitar a la linda pelirroja —. Dijo una vez sentado en la oficina de su amigo.

— No la llames así.

— ¿Celos?

— No seas idiota, no puedo sentir celos de alguien a quien no quiero.

— Eso sonó cruel.

— Bueno no quise que sonara así, me cae muy bien la señorita Williams pero no para sentir celos de ella — dijo con obviedad — además, apenas hace una semana que hablamos.

— No es cierto, la temporada anterior, los vi juntos en unas cuantas ocasiones y parecían a gusto.

— Si, tuvimos charlas agradables, pero ahora es diferente la cercanía.

— ¿En qué sentido?

— He aprendido unas cuantas cosas de ellas, y pienso que sería una buena amiga y compañera para practicar esgrima.

— ¿Solo eso?

— Si —. Dijo con seguridad.

— Si tú lo dices.

— Lo que tengo que hacer — dijo suspirando — es encontrar a mi vizcondesa, pero ninguna mujer me parece la adecuada todavía.

— Creo que buscas una mujer perfecta, y déjame decirte que ninguna lo será, nadie es perfecto Nath — dijo con seguridad — evita alejarte de cada dama por el mínimo defecto.

— Sé que tengo que hacer eso, pero no puedo evitar analizar todo de ellas.

— Descuida, aparecerá la indicada.

— ¿Y a que has venido? —. Preguntó cambiando de tema.

— Hay una fiesta esta noche, ¿me acompañas?

— Oh no, no iré a esos lugares a los que te gusta concurrir.

— No es lo que crees, lo juro, solo seremos caballeros apostando un rato.

— ¿Y quieres que crea que no llevaran mujeres?

— Puedes rechazarlas, no es obligación que te acuestes con ellas, aunque personalmente recomiendo que si lo hagas.

— No cambias más — dijo quejándose — y sé que puedo rechazarlas, pero terminaras dejándome solo por irte con esas mujeres.

— Prometo quedarme contigo solo bebiendo.

Remendando el corazón © TL #3Where stories live. Discover now