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Lloro y lloro por días, sus padres dejaron que regresará a casa, después de todo, era su hija... Pero se sentía sola, se alejo de sus amigos, de Gyeong-su, solo necesitaba desaparecer.
—So-ri... Come algo por dios, pareces muerta. —Suhyeok intento acercar la cuchara a la boca de la chica, pero ella solo se alejo.
—Joder, deja de hacer eso.—Se levantó, dirigiéndose a la puerta de la cafetería, pero vio alguien parado frente a ella, sostenía una charola... Era Gwi-Nam, su mirada estaba vacía y al verla, solo pasó por su lado, dejándola más confundida que antes... ¿Tan rápido la empezó a odiar? Regresó a su lugar y empezó a jugar con su comida, no tenía ganas de hablar con nadie, ni siquiera con Gyeong-su, pero en ese momento, él apareció.
—Dame tu cuchara. —Al ver que ella no hacía caso a su petición, le arrevato el cubierto y empezó a dirigirlo a su boca.
—Gyeong-su, aléjate. —Estaba molesta, con él, con Suhyeok, con todos, quería golpear a alguien y desahogarse, estaba tan cansada de todos.
—Callate y traga. —metió la cuchara con la comida a la boca de So-ri, ella no tuvo más remedio que masticar y tragar, hasta que el plato quedó sin una pisca.
—Te odio. —
—Yo te odio más, no me dejaste nada de comida. —
—Cierra la bo-
Todo el mundo quedó en silencio al escuchar la puerta de vidrio romperse por miles de estudiantes abalanzandose entre sí, mordiéndose unos a otros, parecía una película de terror.
El miedo los invadió, y todos corrieron a cualquier lado, Gyeong-su había perdido de vista a So-ri, no tuvo otra opción más que escapar, y así fue.
Ella se quedó sola, con miedo a ser mordida. Luego de minutos largos donde ella se sintió asustada, pero una mano la tomó del brazo y la sacó del lugar, corrieron hasta cansarse y llegaron a lo que parecía ser un cuarto de servicio.
