Epílogo

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Ya habían pasado 4 primaveras desde que Kagami se había ido. 

Kuroko mantuvo todo el contacto que pudo con Kagami los primeros años, pero la diferencia horaria y la distancia hizo mellas en ellos. A la sombra del Seirin no le sorprendía ya Kagami se pasaba tres o cuatro días sin contestar a los mensajes, suponía que tenía entrenamientos importantes para algún partido. 

Y de igual forma Kagami. Él quería estar para su querida sombra, pero veía que su compañero había conocido a gente nueva y se había rodeado de otro ambiente al cuál él ya no pertenecía. Sabía que el grupo con los otros se mantenía, que quedaban en algunas ocasiones para jugar al baloncesto o tomar algo para actualizar sus vidas. Muchas veces envidiaba a cualquiera de los nuevos amigos de Kuroko por poder verlo a menudo.

Para su mala suerte ellos no tenían una relación como la de sus amigos, ni siquiera se podían comunicar más de cuatro mensajes seguidos. 
En algún punto ambos pensaron que esa "confesión" que ocurrió hace 4 años nunca pasó de verdad, y ahora simplemente eran antiguos amigos con los que se mensajeaban de vez en cuando.

Esos pensamientos deprimían a los dos, pero no había nada que hacer para evitarlo. 

En EEUU Kagami triunfaba como la nueva estrella juvenil en la NBA, y Kuroko no podía sentirse más feliz por él. Le mensajeaba antes de cada partido para desearle buena suerte, sabiendo que le contestaría a la mañana siguiente porque el pelirojo saldría a festejar con sus compañeros de equipo.

De la nada los mensajes de Kuroko dejaron de llegar.

Pasaron dos, tres, cuatro días... Hasta una semana y media sin ningún mensaje. Nada.
Esa fue la señal que necesitaba el peliceleste para pasar de página y aceptar que nunca podría estar con su luz. Lloró. Anda si no estuvo llorando esa semana y media. 

Por otro lado, Murasakibara estaba en el sofá de la casa de Himuro comiendo una bolsa de patatas fritas mientras su pareja le gritaba por el teléfono. 

-¡Es que no me puedo creer que el imbécil de mi hermano desaparezca por casi dos semanas y me diga Alex que le falta una hora para aterrizar en Japón!
-Muro-chin, tranquilízate y concéntrate en la carretera, es peligroso estar con el teléfono mientras conduces.
-¡Atsushi, que te tengo en manos libres por amor a Kami-sama! -se calló de golpe al notar que le había gritado a su pareja- lo siento... Es que Kuroko me llamó hace dos días para decirme que se iba a rendir con mi hermano, diciendo que seguramente tendría a otra persona allí que lo apoyaba y estaba con él... -hubo un silencio- ¡Es que cómo no se le ocurre avisar que rompió el móvil en el entrenamiento!
-Muro-chin...
-¡No! ¡Ni Muro-chin ni Tatsu-chin! ¡Cómo narices no se le ocurre avisarme ni darme una mínima señal de vida! ¡Pensé que estaba con Daichi ahí en el cielo!
-¿Daichi?
-Te tengo que colgar, ya llego -se escuchó un suspiro de su parte- come bien y deja ya la bolsa de patatas.
-¿Cómo sabias que- 
Himuro había cortado.

Himuro entró en el aeropuerto cabreado con Kagami. Los últimos dos días de su vida habían sido un constante caos por su culpa. El chico del lunar fue a donde Kuroko cuando recibió esos mensajes anteayer, para ver cómo estaba.
Vio al peliceleste con ojeras y aspecto casi enfermo. Ese tiempo sin noticias de Kagami, ni llamadas, ni nada le habían pasado factura. Y es que el chico le dijo a Himuro que estuvo dos días sin dormir para ver si, sin esa diferencia horaria de sueño, vería si sus mensajes llegaron.

El jugador del Yōsen estuvo esperando 15 minutos hasta que por fin vio una melena roja salir.

-¡Sorpresa! -exclamó su hermano nada más verlo- ha pasado tiem- 
-¿Por qué no avisaste que no tenías móvil?
-¡Lo intenté meter en arroz esperando que funcionara!
-¡No funciona si tienes el móvil echo trocitos!
-¡Pero lo decía tiktok!
-¡Cómo se te ocu- decidió Himuro callarse y pensar tranquilamente- mira, primero vas a mi casa a dejar las cosas y después a donde Kuroko...
-Hermano, volví a alquilar mi antiguo departamento...
-¿Cómo? 
-He vuelto para quedarme. 

¿Por qué tenías que ser tú?Where stories live. Discover now