Capitulo VII

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La soledad es algo terrible y es algo de lo que es muy difícil deshacerse, el llegar a  una nueva cuidad en donde no conoces a nadie y ni siquiera sabes ubicarte por las calles es demasiado complicado. 

Regreso a mi actual casa después de un día de clases, y como siempre no hay nadie, pues mi padre se encuentra trabajando, dejo mis pertenencias en el recibidor junto a mis zapatillas, me dirijo hacia mi alcoba para poder quitarme el atuendo escolar y ponerme algo mas cómodo.

Al terminar de vestirme salgo para dirigirme a la cocina y revisar el refrigerador y ver que puedo hacer de comer el día de hoy, veo que solamente hay pescado y verduras, abro la alacena y hay un poco de arroz.

-Simple, un almuerzo de pescado a la plancha será... -hable para mi-

En ocasiones me preocupo por mi al hablar tanto tiempo solo, pero es algo que me da tranquilidad en esta estancia tan solitaria.

Al terminar de comer me decido en salir a pasear un rato por la ciudad para conocerla un poco mejor, es bueno familiarizarte con la zona, tomo mi teléfono camino hacia la entrada me coloco las zapatillas y salgo del departamento.

Decido ir caminando pues el tomar algún medio de transporte de me complica por ciertas cosas del japonés que no comprendo muy bien, si bien mi padre desde muy niño me hablo en japonés para poder dominar dos idiomas, toda mi vida estuve acostumbrado a dirigirme, leer y hablar en inglés. 

Me encuentro por las calles de Tokio, observo las tiendas y wow, si que es impresionante, hay tanta luz artificial y demasiadas personas con ropa ejecutiva, esto sin duda me recuerda demasiado a Times Square.

-Vaya si que extraño demasiado a mis amigos... -musité-

Me dispuse a entrar a una cafetería, quería comprobar que tan buenos son los postres japoneses, mi padre durante en vuelo no paraba de mencionar que cuando era niño y visitaba Tokio su actividad favorita era comer tantos panecillos y dulces pudiera antes de regresar a Osaka su ciudad natal.

-Hola bienvenido, que desea ordenar? -me pregunta la amable señorita tras la barra-

-Hola, me gustaría un latte y un Kasu...Ka...Kasuuu.... -dije confundido pues no entendía muy bien las palabras-

-Un Kasutera, y para mi un Matcha por favor -termino mi frase la persona a lado de mi-

-En seguida -comento en modo amable la señorita-

-Muchas gracias -dije en seguida hacia la persona que fue en mi auxilio-

-No es nada, un placer ayudar, no eres de por aquí verdad? -esbozo una sonrisa cordial-

-No, acabo de llegar a la ciudad hace unos días, y mi japonés no están bueno como esperaba.

-Oh bueno, espero y lo estés pasando bien, veras que Tokio puede ser único y especial, es un lugar precioso. -dijo en tono firme aquella persona.

-Muchas gracias, lo tendré en mente, por cierto soy Menma, Menma Namikaze -comente haciendo una reverencia, pues en Japón es habitual este gesto-

-Sabaku no Gaara, o en traducción ¨Gaara del Desierto¨, un placer Menma -dijo soltando una pequeña risa al ver mi reverencia-

Sin duda, Gaara es una persona la cual destacaría a donde fuera, tiene un cabello rojizo intenso en melena corta, es de baja estatura con unos increíbles ojos celestes, es como si vieras un cielo de medio día totalmente despejado, además de una piel blanca como de porcelana, parecía tan frágil.

-Aquí tienen su orden jóvenes, serian 1300 yenes-comento la señorita sacándome de mis pensamientos, entregando mis pensamientos-

-Oh no, no venimos juntos -alego el pelirrojo-

-No hay problema, tome por favor -dije dándole la cantidad indicada a la señorita-

-No era necesario en verdad... -dijo apenado el pelirrojo-

-No es nada, no te preocupes, tu me ayudaste a ordenar, lo mínimo que puedo hacer es invitar yo -esboce una sonrisa-

-Gracias, quisieras sentarte conmigo? -dijo el pelirrojo señalando un mesa y un par de sillas de la cafetería-

-Claro -accedí tomando asiento-

Estuvimos conversando durante un buen rato, tanto así que ordenamos otras bebidas y más postres, varios sugeridos por mi reciente acompañante.

-Vaya Gaara esto si que es delicioso! -dije feliz llevándome otro bocado a la boca- Como dices que se llama?

-Dorayaki, es mi favorito -esbozo una sonrisa-

-Esta espectacular! -sonreí- Pediré unos para llevar, necesito almorzar esto en la escuela mañana.

-A que escuela vas? -dijo mientras daba un sorbo a su bebida-

-Ingresé a la preparatoria Konoha, no esta demasiado lejos.

-Vaya, apenas nos conocemos y ya tenemos algo en común, yo también estudio ahí -dijo el pelirrojo-

-Oh vaya, que pequeño resultó ser Japón -dije sorprendido- Me alegra saber que ya conozco a alguien más.

-Si! vaya ya es tarde tengo que irme - dijo viendo su teléfono-

-Cierto, si que el tiempo pasó rápido -comente al ver la hora-

-Me retiro, fue un placer, la pasé muy bien -me sonrió-

-Espera -alegue, mientras anotaba mi número en una servilleta- Toma.

El pelirrojo miro mi mano y vio la servilleta con mi número en ella, asintió y la tomó con ambas manos, después se despidió y salió del lugar.  Acto seguido me levanté de mi lugar y me dispuse a salir de la cafetería rumbo a mi hogar.

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Hola, ha pasado tiempo y la verdad había dejado atrás el escribir y con el tiempo deje de seguir tanto la serie, y actualmente tome el gusto de nuevo y quise retomar la historia.

Gracias a todos los que comentaron, he leído todos y gracias a ello he decidido continuar y no abandonarla hasta que la termine, gracias por el apoyo y la esperanza. 

Solo diré algo mediante la historia, nada esta asegurado en ella, puede que tenga cambios sorprendentes e intrigantes, pues pienso hacerla un poco más profunda, por respeto a ustedes y a mi antigua yo, no modificaré nada de los capítulos ya publicados.

Nos leemos pronto! :)

Quédate a mi Lado -Menma y Naruto-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora