XIII

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Isabel Riv

Isabel Riv

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Un pastel.

La señora Jung estaba emocionada así que hizo un pastel para Hana, el día de su cumpleaños.
— Espero te guste — dijo la señora Jung mientras le daba un abrazo sincero.

— Me encanta señora Jung, no debió molestarse — dijo con un ligero sonrojó en el rostro.

— Vamos hija, eres de la familia y no es ninguna molestia.

¿Era de la familia? Si, así es como ella se sentía en aquel lugar. Y Hana escuchó al señor Jung jugar con su nieto el pequeño JungYul que parecía tener toda la energía para correr en toda la casa.

¿Cuantos años tenia ya Jungyul? Dos años, apenas unas semanas fue su segundo cumpleaños, si hablaban de una edad internacional.

Hoseok estaba platicando con Yoin en la sala, Hana era feliz, más de lo que una vez pudo imaginar y Hoseok quien estaba sonriendo al comentario de Yoin se sintió observado, por su chica, su querida Hana.

A paso lento se acercó a ella y a su madre.

— Iré con tu padre — dijo la señora Jung.

Hoseok paso su mano por la cintura de Hana y le hablo al oído cuando la señora Jung se habia ido.

— Hoy estas demasiado linda para ser real.

— Las cosas que dices — dijo Hana con la sonrisa más genuina que Hoseok podia conservar en su ser.

— Solo la verdad — contestó con simpleza, porque así era como la veía, así era como cualquiera la vería pero era afortunado de poderla ver y ser amado por ella, un privilegio solo suyo.

— Tu madre me hizo este pastel, y no se si quiero comerlo o atesorando eternamente.

— Esa palabra si que es tu favorita — dijo mientras miraba el pastel, sencillo de blanco y chocolate blanco rayado encima.

Y si algo Hoseok sabia de Hana era que amaba el chocolate, tanto que hasta había participado en la exhibición de chocolate de la pastelería de Seúl, ella lo grabó todo y el solo a veces y solo aveces sentía celos del chocolate, porque si el chocolate tuviera vida y se encontrara con la mirada de Hana el estaba seguro que el chocolate se enamoraría de ella.

Patetico.

Pero Hana le decía que era su sol y eso le era suficiente para derretirse.

Claramente sus celos hacia el chocolate eran una excusa para ser mimado.

— ¿Eternamente?

— Escribiré una canción con esa palabra.

— Mi chico amarillo es romántico.

— My pretty es la culpable.

Hoseok le llenó el rostro de besos y besos, como solo el podía hacerlo.

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