El guepardo Kacchan quiere cachorros, siempre ha querido cachorros. Y la desesperación por satisfacer esta necesidad natural lo agobia de una manera inimaginable.
¿Tal vez sea momento de expandirse y marcar más allá de su territorio?
☆ 𝑩𝒐𝒌𝒖 𝒏...
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—Kacchan, no puedes pelear con cualquiera que diga algo negativo sobre ti... Te meterás en problemas. —Sentada al lado del guepardo, Jirou le advierte de manera seria. Intenta hacerle entender que sus acciones impulsivas son de hecho perjudiciales.
Sin embargo, el Omega rubio le gruñe en respuesta. Terco y malhumorado.
—No me importa lo que esos inútiles buenos para nada digan de mí, ¡Pero son a mis cachorros a los que insultan y no puedo permitir eso! ¿Qué se supone que deba hacer?
—¿Ignorarlos no es opción?
—No. Al próximo que hable mierda sobre ellos lo mato. —Y la amenaza va en serio.
Con la tarde cayendo en la naturaleza, el par de felinos conversan a la orilla del río. La leona Jirou, Kacchan y sus cachorros descansan bajo la sombra de los árboles y disfrutan de la brisa fresca.
Al ser amigos de Eijiro, el cocodrilo Alfa dominante, este les permite acceder a la zona con el agua más limpia de su territorio siempre y cuando no creen un alboroto o perturben la rutina del reptil.
Pocos cambiantes pueden gozar de este privilegio, así que Kacchan y Jirou se vuelven un poco insoportables y presumen delante de los desafortunados cambiantes cada vez que visitan al cocodrilo.
Podrían ir al oasis y tener más libertades pero no es una buena opción por el momento. Hay rumores sobre felinos foráneos vagando en los límites, Alfas en su mayoría jóvenes en busca de un nuevo hogar o aprovechar la vejez de otros Alfas para arrebatarles los dominios y manadas.
Kacchan no puede moverse tan a la ligera, mucho menos arriesgar a su camada que además de ser grande, son particularmente llamativos. Tema y discusión principal del día de hoy.
Y es que, ¿Qué rayos les pasa a todos últimamente? ¡Sus cachorros son hermosos! El malhumorado guepardo está harto de escuchar a cambiantes estúpidos y sus comentarios igual de estúpidos.
Sí, maldita sea, ya sabe y es consciente que el pelaje de sus cachorros no es normal, ¿Pero es necesario que otros Omegas se lo digan cada cinco minutos? ¡Y ni qué decir de los Alfas imbéciles!
—"Defectuosos".
—"Se ven raros".
—"¿Nacieron con alguna enfermedad?"
—"¿Tú los pariste?"
Esto es apenas una repasada de las preguntas y comentarios fuera de lugar que ha recibido a lo largo de cuatro meses. El último inútil que se acercó, ni siquiera tuvo intensión de ocular su desagrado y dijo algo muy despectivo de sus bebés, con una sonrisa burlona en los labios.
Por supuesto, Kacchan le dio su merecido y el tonto Alfa guepardo terminó por huir con la cola entre las patas y quizás con la nula capacidad de reproducirse después de morderle cierta zona sensible.
