Capítulo diecisiete: un beso, todo se reduce a eso.

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—No sé si este sea el lugar adecuado para hablar de eso —dijo Yeonjun

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—No sé si este sea el lugar adecuado para hablar de eso —dijo Yeonjun.

—Entonces vamos a otro lado —propuso, haciendo que escapar de una clase sonase como una buena idea.

Y es que lo era. Con Soobin lo era.

Yeonjun se lo pensó por unos segundos. Y al siguiente instante los dos chicos estaban corriendo por los pasillos de la universidad, atravesando cada uno de los salones e intentando no verse muy sospechosos. Faltaban siete minutos para que su primera clase comenzase, a pesar de ello, el sólo pensamiento de que podría avanzar un poco más con Soobin parecía valer la pena para el agitado corazón de Yeonjun.

Su sentido común se perdía cuando estaba junto a él. Su mente se nublaba y su humor se resumía en sonrisas tontas que Soobin le sacaba. Lo enloquecía, lo sabía y eso le encantaba. Porque si iba a volverse un tonto quería serlo junto a ese chico de hoyuelos y sonrisa bonita.

Él mismo se sorprendía por su comportamiento, era simplemente fascinante sentir cada pedazo de su alma estremecerse con una sola mirada que le daba el pelinegro.

Lo amaba.

Amaba su situación, amaba a Soobin y cada pequeño detalle de él. También era fanático de la forma en la que lo enamoraba más y más con cosas tan simples como sonreír o charlar. Adoraba verse a sí mismo tan feliz y tan enamorado de un chico tan hermoso y gentil.

Pero no sabía si seguiría amando todo eso después de un rechazo.

—Yeonjunnie.

—¿Uhm? —hizo un pequeño sonido con sus labios, haciéndole entender que lo estaba escuchando.

—Tú ibas a decir algo más antes de que tus papás llegaran —Soobin se recostó al barandal de las escaleras y después Yeonjun hizo lo mismo que él.

Al segundo siguiente el más alto lo abrazó de lado, ubicando su mano al costado de su cintura y haciendo al más bajo sentirse seguro y nervioso al mismo tiempo.

Seguro y nervioso, toda una contradicción. Justo así es el amor.

—No era nada importante —dijo, sacando algunas papitas de la bolsa para meterlas en su boca.

Mientras tanto, Soobin lo miraba a los ojos con atención, sonriéndole tiernamente. Por favor, que alguien le informe a Yeonjun sobre el color rosa que apareció en sus mejillas al darse cuenta de ello.

—Dime qué era —le pidió, insistiendo.

—Nada —una risita nerviosa se le escapó.

Lo aceptaba, no era bueno mintiendo, pero por lo menos hacía en intento.

—Sé que lo que ibas a decirme no era una tontería —tanta seguridad en su tono hacía que el corazoncito de Yeonjun se volviera un torbellino. Y cuando Soobin acercó sus rostros de esa forma tan romántica supo que pronto caería. Sus narices rozándose y él sonriéndole en el acto, definitivamente Choi Soobin sabía cómo manejarlo—, ¿Me dejarás con la intriga?

Las ventajas de salir con un chico [YeonBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora