capítulo 25.

1.5K 231 30
                                    

Ambos hombres se paralizaron por completo al escuchar una voz provenir detrás de ellos,  y es que no pensaron que había alguien más despierto a altas horas de la madrugada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos hombres se paralizaron por completo al escuchar una voz provenir detrás de ellos,  y es que no pensaron que había alguien más despierto a altas horas de la madrugada.

El nombrado se volteo y agachó la cabeza haciendo una reverencia rápidamente.

— Su majestad, yo...

— No hay nada que decir, entiendo su punto.

Yu ZiYuan comenzó a acercarse hasta quedar frente a ellos.

La reina de Yunmeng había estado en sus aposentos tratando de descansar sin poder hasta que escucho algunos pasos fuera de sus aposentos. Intrigada decidió salir puesto que a altas horas de la noche nadie podía estar despierto.
Mientras más se acercaba podía escuchar murmullos a las afueras de la habitación de su hija.

ZiYuan no pudo evitar escuchar la platica de ambos jóvenes que habían estado con sus hijos desde hace muchos años atras.

La mujer sentía remordimiento y tristeza cada vez que mencionaban a su hijo menor,  no iba a negar que había cometido muchos errores a lo largo de su vida, jamás se iba a perdonar por el hecho de que dejó que su marido vendiera a su hijo. El hijo que quizás ya lleva muchos años muerto y ni siquiera su marido le había permitido poner una tablilla en su memoria.

Le negó la felicidad a Jiang cheng, le negó que tuviera una familia, todo por el egoísmo de Jiang Fenmiang, ese monstruo sin sentimientos del cual estuvo enamorada cuando era una joven ingenua.

Su matrimonio nunca fue feliz, la única felicidad de la cual no se arrepiente se haber tenido a sus hijos, hijos de los cuales nunca pudo disfrutar por su culpa.

Un largo suspiro se escucho en el pasillo.

— Llévate a Yanli y nunca vuelvan a este miserable reino. Hazla feliz, devuélvele la felicidad que se le fue negada, al menos así podré morir en paz sabiendo que mi hija vivirá feliz el resto de su vida. Aunque nunca podré perdonarme por el remordimiento que llevo en mi corazón.

— Su majestad.

Ambos hombres estaban sorprendidos ante las palabras de su reina, nunca en sus vidas habían visto a la gran Yu ZiYuan ser tan vulnerable. Jiang Zhen sabía que la mujer estaba muy arrepentida de todo lo que hizo, nunca podría ser feliz sabiendo que no volverá a ver a su hijo menor, él quería decirle todo, pero no podía, al menos no por ahora, no sería quien le diría que su hijo menor estaba con vida.

— Entrégale esto a Yanli, zidian la reconocerá como su dueña una vez que lo use, es una reliquia de la familia Yu y solo puede estar en manos de mis hijos, es lo único que me queda. A-Li y A-Cheng eran mis únicos herederos... — después de decir aquello la mujer guardo silencio.

El ambiente incómodo se apodero del pasillo luego de que la reina Jiang le entregara el anillo al general Zhen, este con sumo cuidado lo guardo para después dárselo a su señora. Desde entonces nadie dijo nada, razón por la que Jiang Zhen se dispuso a hablar, pero antes de hacerlo la puerta detrás de ellos se abrió.

Emperatriz Lan [Xicheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora