Capítulo VI

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Aparcamos delante de la casa y jo, estaba igual que la última vez que la pisé. Ahora mismo me sentía en un deja vú, como si estos dos años no hubiesen ocurrido y todo estuviera como el primer día.

-¿Lista?- Eric me miró y yo asentí.

Al salir del coche fui directa a despertar al pequeño y cogerle en brazos. Leo se quedó tranquilo, con su cabecita apoyada en mi hombro y yo cerré la puerta para dirigirme al lado de Eric, quién ya estaba llamando al timbre.

Tan solo Judith abrió la puerta los dos perros de la familia salieron a recibirnos, estaban enormes, o esa era mi impresión después de más de dos años sin verlos.

-¡Hola preciosos!- La mujer se acercó a nosotros y abrazó a su hijo y luego vino a nosotros.- Mira quién ha venido.- Leo al ver a su abuela sonrió y se dejó coger.

Judith nos invitó a entrar y cuando llegamos al salón apareció Alicia.

-¡Pero si está aquí el principito de la casa!- Fue directa a Leo, como si fuera la atracción del momento.

Me sentía como en casa, porque ellos siempre me hicieron sentir que este era mi segundo hogar, y aunque hayan pasado tantas cosas, nunca he visto una mala cara hacia mí, sino al cotrario y se lo agradezco.

Este también era una de mis preocupaciones, cómo reaccionaría su familia al saber que tenían un nieto o sobrino en la misma ciudad que no conocían. Pero como siempre, me he llevado una sorpresa gigante con ellos.

Ali estaba sentada con el pequeño en el suelo, jugando con el pequeño peluche que traía y Vilma, la mascota de la familia, miraba con detenimiento a mi hijo, analizando la situación.

Por otra parte, tanto Eric, Judith y yo estábamos sentados en el sofá tomando un café y hablando.

-Entonces, vais a empezar a introducirle a Leo la idea de tener un padre.- Judith intentaba comprender lo que su hijo le acababa de contar.

-Bueno, creo que es lo mínimo que podemos hacer, ¿No?- Contesté.- Merece pasar tiempo con Eric como su padre y no como un completo desconocido.

-Ya sabemos que va a costar y que no va a ser cosa de dos días, pero vamos a intentarlo.- Me miró y yo asentí.

-Jolín hijo, no me imaginaba esta faceta tuya como padre, es que has vuelto de Manchester siendo un hombre por completo, totalmente diferente al niño que se fue con dieciséis años.- Su madre le miró enternecida y él agachó la cabeza por vergüenza.

-Sé que ha sido todo como muy rápido, mi vuelta, volver a vernos Sara y yo, Leo, pero quiero estar a la altura para todo.- Se sinceró el catalán.- Quiero ser un buen futbolista, buen hijo, hermano y ahora buen padre.

Le miré y hasta yo estaba emocionada, tanto que una lágrima amenazó con salir.

-Sara cariño.- Judith captó mi atención.- ¿Estás bien?

-Sí, todo bien, solo que no sé, es todo tan diferente a como me lo imaginaba...- Me sinceré.- De verdad que os quería dar las gracias por hacer todo esto tan fácil, tenía miedo a la reacción que pudierais tener al tema de Leo.

-No nos íbamos a enfadar contigo Sara.- Ahora fue Alicia la que se unió a la conversación.- No te negaré que al principio no entendimos el porqué de tu postura, pero para nada íbamos a llevarnos mal contigo, más que nada porque nunca lo hicimos y ahora no iba a ser una excepción.

-Sara, ni cuando lo dejasteis te tuvimos ni una pizca de rencor, ni siquiera Eric.- Su madre confesó y el catalán asintió.- Entendimos la situación y ahora es lo mismo, sea lo que sea que pase con vosotros dos, nuestra relación contigo y Leo es otra.

NUESTRO PEQUEÑO SECRETO/ Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora