V

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─¿No te parece curioso?

Uno de los amigos de Damian hizo el ademán de hablar pero volvió a cerrar la boca. Repitió el mismo gesto aún sin decir nada. Veía con incredulidad a su amigo todavía sin comprender como es que no se había dado cuenta.

Por su lado, Damian se lo tomaba con mucha calma. En los últimos días su querida amiga ha tenido peticiones extrañas, más bien solo una.Un beso.

¿Porqué querría un beso? Y sobretodo de él. Al menos tuvo la suerte de que no se lo pidiese a otros de los chicos, definitivamente Damian no se sentiría cómodo con eso.

─Damian ─empezó después de encontrar el habla ─. ¿En verdad no te das cuenta?

─¿De qué? ─el pelinegro lo miraba sin entender nada. Tomó una de sus papas para llevarla a su boca pero el manotazo de su amigo se lo impidió.

─¿Porqué crees que Anya te pidió un beso? ¿Porqué crees que insiste tanto? ─el chico abrió los ojos como si de esa forma pudiese hacerlo entender.

─Supongo que por curiosidad, Anya nunca ha tenido una relación ─de verdad Damian creía que esa era la verdadera razón─. De hecho, jamás la vi interesada en algún chico o chica, quizás se deba a que pasamos mucho tiempo juntos, algo así como... ¿siempre?

El chico de pelo rubio tomó un gran respiro para echarle en cara las verdaderas intenciones de la femenina, pero Damian continuó hablando.

─Creo que le quito la oportunidad de conocer a otras personas, pero es que de verdad disfruto de su compañía —bien, ahora estaba divagando. No se dio cuenta de lo que decía, simplemente lo dejaba salir—. A veces es tan tierna que solo me dan ganas de apretarla entre mis brazos, aunque tiene una madurez increíble. También me gusta pasar las tardes con ella, solo hablando de cualquier tema.

─Oh─soltó el rubio con una sonrisa pícara─. Parece que tenemos a cierto chico enamorado.

Damian salió de su trance, se quedó pensando demasiado en Anya.

─¿Quién? ─preguntó.

Su amigo borró la sonrisa al instante. Sus labios formaron una línea a la vez que veía con algo de enfado al chico.

─¿Ni siquiera te das cuenta de tus propios sentimientos?

─¿De qué estas hablando?

—¡Por el amor de Dios, Damian Desmond! ─ exclamó perdiendo la poca paciencia que le quedaba─. Admite por Anya, que tienes sentimientos.

Damian abrió los ojos con sorpresa, su corazón empezó a latir deprisa sin ninguna razón. Tardó un poco en procesar las palabras de su amigo.

─¿Sentimientos como el cariño? ─preguntó con duda en la voz.

─Más que eso, puedes estar enamorado de Anya ─ya está, se lo dijo directamente. ─O puede que no, tú solo piénsalo.

El rubio se fue dejando a Damian con un montón de pensamientos confusos.

¿Esta enamorado de Anya? Ciertamente se sentía bien a su lado, pero creía que era simple cariño, aquel que se le tiene a un amigo. O tal vez se debía a que estaba tan acostumbrado a estar con ella que no consideró sus sentimientos.

La idea del beso llegó a su mente. Aunque al principio fue algo que le sorprendió mucho, no negaba que era una idea interesante.

¿A quién engaña? Si había imaginado juntar sus labios con los contrarios. Y no duda de lo bueno que sería.

─Mierda ─levantó la mirada dándose cuenta de algunas cosas─. Si que estoy jodido.

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