Capítulo VII 🐾

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Perdieron la noción del tiempo en cuanto sus labios entraron en contacto. Aprovechaban la privacidad que el oscuro callejón les entregaba para devorarse los labios. Keisuke sujetaba al ojiverde desde las caderas, apegándolo a su cuerpo, creando un agradable roce entre ambos.

-Detente... nos pueden descubrir-dijo Chifuyu apartándose un par de centímetros de la boca del otro.

-¿Y eso te molesta? -preguntó besando su mentón y cuello, llevando una de sus manos al trasero del chico, dando un suave apretón.

Chifuyu se sobresaltó por la acción del pelilargo, dejando escapar un pequeño gemido. Keisuke tomó aquel sonido como una invitación para continuar con los apretones, pero ahora con ambas manos. Volvió a unir sus labios en un beso desesperado.

A lo lejos escucharon los gritos de los amigos de Chifuyu, buscándolo en las calles aledañas, pues ya había tardado demasiado. El teléfono del chico comenzó a vibrar y sonar en su bolsillo. Keisuke se lo quitó de la mano cuando revisaba quien le llamaba, para rechazar la llamada.

-Escapémonos a mi departamento. Mi madre tiene turno doble y no llegará hasta mañana en la noche -dijo metiéndole el teléfono de regreso en el bolsillo de su pantalón. Lo volvió a apegar contra su cuerpo, restregando su dolorosa erección contra la suya.

Chifuyu suspiró y con una sonrisa juguetona aceptó la invitación, su juicio estaba un tanto nublado por el alcohol que había consumido con anterioridad en la fiesta.

Se alejaron de las voces que gritaban el nombre del ojiverde, siguiendo hasta el final del callejón. Keisuke tomó su mano para guiarlo hasta una motocicleta aparcada en un estacionamiento a unas cuantas calles.

-¿Es tuya? -preguntó Chifuyu anonadado por la motocicleta. Pasó sus dedos por el cuero del asiento alto y sonrió por la textura agradable.

-Salgo en ella cuando voy de fiestas o cuando mamá no está al pendiente... ya sabes, para no preocuparla -respondió sacando las llaves de su bolsillo.

Se subió a la motocicleta y esperó a que el chico se sentara tras de él para encenderla. Sonrió satisfecho cuando un par de brazos rodearon su cintura.

-¡BAJI! -gritó Kazutora mientras corría hacia ellos. Keisuke bufó molesto esperando a que su amigo se acercara a ellos lo suficiente para escuchar lo que tenía que decir.

Kazutora frunció el ceño al ver a Chifuyu abrazado a la espalda de Baji, incluso con la cabeza recostada sobre su hombro mientras posaba sus brillantes ojos sobre él.

-¿Es algo importante lo que tienes que decirme? -preguntó Keisuke enojado.

-Te desapareces y te encuentro con esta putita pegado a ti como chicle... Prometiste que esta noche la pasarías conmigo -Chifuyu levantó su cabeza después de escuchar la manera en que había sido llamado por el chico tatuado.

Keisuke se bajó de la motocicleta, sin apagarla. Caminó con pasos furiosos hasta Kazutora y lo sujetó de la camiseta con ambas manos, levantándolo ligeramente.

-No te permitiré que lo llames de esa manera... Ese chico al que acabas de llamar "putita" está bajo mi protección, así que si vuelves a insultarlo como lo has hecho hace unos instantes, te aseguro que no dudaré en partirte el rostro a puñetazos... Nuestra noche de diversión se acabó en el momento en que comenzaste a causar problemas en la fiesta -dijo con los dientes apretados mientras zamarreaba a Kazutora en sus últimas palabras.

Chifuyu sintió un poco de lastima por el chico de cabello bicolor. Se notaba en su expresión lo mucho que las palabras de Keisuke le habían dolido. Quizás dejar las cosas hasta allí y que el pelilargo regresara con su amigo sería la mejor opción. Trató de decir algo, pero Baji regresó a la motocicleta y partió del estacionamiento a toda velocidad. El ojiverde miró hacia atrás y sintió un nudo en la garganta cuando divisó a Kazutora parado en mitad del estacionamiento.

Escaleras [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora