Capitulo 13 - AIS

6 0 0
                                    

En este festejo, más que una reconciliación, hubo instantes y no solo abrazos, después de aquellos cálidos momentos y las dulces lágrimas, empezamos a beber lo suficiente para que cualquier cosa nos diera risa, siguiendo de la magnífica idea de jugar a girar la botella. El juego empezó, la botella giro y giro, algunos pusieron retos estúpidos, otros no tanto, sentimientos y secretos que se habían guardado empezaban a salir de la boca con aliento a alcohol de todos los que se mantenían sentados en un círculo, se confesaron cosas, algunos pasaron vergüenza y yo... no fue hasta que la botella paró y quedo de uno de sus extremos viéndome fijamente, diciéndome: "te toca".

—Miguel... tienes que besar a Nádir en los labios por 3 segundos —sin pensarlo dos veces y con una sonrisa en la cara fue lo que una amiga dijo.

No paso ni siquiera un segundo cuando a causa de esa petición algunos empezaron a gritar de emoción. No sabía exactamente qué cara poner, cómo reaccionar o qué decir, tan solo pensar en el hecho de besarlo me hacía sentir inquietud, ¿cómo podrían pedir eso si apenas hace unos cuantos minutos volvíamos a hablar y perdonar? Sentía que realmente no era bueno hacerlo, una sensación de mal augurio y un presagio desastroso. Quiero pensar que, por presión social, el ambiente alcoholizado y la emoción que se podía vivir en ese instante, lo hice. No fue un beso necesariamente lindo o que el otro lo haya deseado, al final no estuvo tan mal desde mi punto de vista.

La tarde continuaba y los juegos no paraban, muchos de ellos tenían que ver con dos personas juntando sus labios, otros solamente eran tonterías de chicos con catorce años. Unas cuantas horas más y la mayoría dejo aquel lugar, algunos quisieron ir a otra fiesta, otros solamente se dispusieron a perder el tiempo, yo con la mente nublada no tenía manera de quedarme de ahí, solo me despedí y tomé marcha hacia mi casa.

Ese día de aquella fiesta me lleve algunas cosas: la primera fue volver a hablarle a Nádir y comenzar de nuevo; la segunda el perdonar y volver a la amistad de mi mejor amiga. No me imagine que después de tanto dolor y tantas palabras cortantes dejamos el pasado y juntos intentamos sobrevivir al futuro, bendita fue esa fiesta que, con pocas ganas tome mi mejor playera, asistí y al final aprendí a perdonar. Tenía esperanza en que volviéramos a ser los tres perfectamente imperfectos, pero aún con todos nuestros esfuerzos simplemente ya no se era lo mismo, muy probablemente el único que pensaba de esa manera era yo, por bloqueo, sentimiento, duda o simplemente la idea fija que tenía sobre haberlos pedido para siempre. Supongo que esta vez el cuidado a la cicatriz no fue suficiente para liberar el sentimiento de incomodidad que aún se podía apreciar, a decir verdad, ya no se sentía lo mismo.

Muchas más cosas empezaron a cambiar desde aquella fiesta donde hubo más que abrazos y tiernas palabras, cosas nuevas comenzaban y otras tantas estaban asomándose a nada de llegar. Mi situación amistosa con Nádir y Coral había mejorado, claramente no éramos los mismos pero lo intentábamos, ahora también para esos momentos ya tenía nuevos amigos, aunque suene descabellado si algo le tengo que agradecer a la pelea y el espacio que nos tomamos, fue haber conocido aquella pequeña estrella, a mi otra mitad, aquella que fue llamada Dianei, a la que le agradezco por jamás haberme dejado caer, por amarme aun después de todo lo que decían, por siempre estar ahí cuando más lo necesitaba, por convertirse en alguien sumamente esencial para mí, que pronto sería parte de mi rutina para hablar todos los días.

Sin dudarlo el último año escolar fue un caos, nunca me imaginé que tendría que pasar por tantas emociones y lágrimas, creía que iba a ser el mejor año de mi vida, que cerraría mi etapa escolar con broche de oro, supongo que el destino tenía planes distintos. Aun así, a pesar de todo, los siguientes meses que pasaron eran como si no existieran o no tuvieran relevancia, se conducían solos, sin problemas y de manera muy amena. Faltaban unos cuantos meses todavía para esos grandes cambios que tanto ya he mencionado, esos que estaban por asomarse, esperando pacientes para una nueva escuela, nuevas amistades, nuevas emociones, experiencias y más que nada nuevas despedidas que forzosamente iban a suceder.

Muchas cosas mejoraron después de todo, casi desaparecía ese sentimiento entre Coral y yo, pues extrañamente era con la única que aún me costaba trabajo asimilar todo, con Nádir no me quedaba más que pensar que todo era normal, la vida al parecer volvía asentarse y lo único que ahora importaba era graduarse, ya no teníamos motivos mayores para sentirnos tristes o alejarnos, simplemente era dejar pasar las cosas y esperar ese gran momento de liberación, aquel que te hace sentir que ha crecido y aprendido tanto.

Los días siguientes se dividían en dos: el primero constaba de una ceremonia donde únicamente nos despediríamos de todos y cada uno de los profesores y de nuestros propios amigos; el segundo era una fiesta únicamente para los estudiantes que se iban, claramente organizada por nosotros. Se venían días donde las lágrimas poco reales saldrían y las palabras prometiendo unión al tiempo dejarían de ser recordadas. Siguiendo este orden empecemos con la ceremonia: no fue nada del otro mundo o algo esplendido, empezó y duro bastante, todos se divisaban despidiéndose de los de ultimo año, y los de ultimo año se despidieron de todos, claramente aquella escuela se tornaba en un mar de lágrimas, pues nadie aguanto el sentimiento que generaba el decir adiós, sobe todo el hecho de que ya no sería posible verse de lunes a viernes, todos esos amigos que fueron tan importantes y te acompañaron en toda la escuela pronto se convertirían en recuerdos, probablemente se podrían ver de nuevo, pero no sería lo mismo, algunos se mudarían, otros simplemente terminarían olvidándolo. Por capricho mío quería despedirme de la mejor manera de Nádir, en realidad de todos, pero más de él, sentía que de alguna manera le debía algo por más descabellado que sonara, quería hacerlo, despedirme de él desde una perspectiva escolar, pero solo me quede con las ganas, porque ese día ni siquiera fue, era el último día, ¿por qué no iría? Pensando con la mente fría no me sorprendí en ese momento y a decir verdad era algo que me esperaba. Finalmente, no importo tanto, sabía que unos días después volvería a verlo en aquella fiesta tan esperada que una amiga había planeado, ahí me iba a despedir como se debía, y no solo de él, sino de todos mis amigos que estuvieron conmigo, una manera de nunca olvidar todo lo que vivimos durante tres años, de confesar todo aquello que nos guardamos y de paso, si es que lo hay, arreglar algún malentendido. Estaba impaciente, emocionado, sentimental y alarmado porque llegara ese tan esperando día.

Te recuerdo - Para todos aquellos que alguna vez fueron todo para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora