Hakuouki Oc x Okita o Kazama COMPLETO

32 El sacrificio

El hombre que había sido mi figura paterna desde que tenía conocimiento se había convertido de repente de un completo desconocido, que había apoyado al shogunato creando las aberraciones llamadas furias experimentando con los habitantes de la aldea Tsuchiya y si mis sospechas eran fundadas... había sido él quien había acabada con la vida de mi madre.

-¿Quién demonios eres?_ dije llena de odio.

Si en aquel momento hubiese tenido mi kodachi conmigo hubiera atravesado su pecho sin pensarlo de veces.

-¿Qué pregunta es esa, Hazel? Soy el mismo Richard que te crio, el mismo Richard que amó a tu madre.

Se echó unos pasos hacia atrás haciendo una mueca mientras su rostro comenzaba a dar signos de que algo estaba sucediendo en su interior.

-Soy el mismo, pero "perfeccionado"_ dijo esa palabra con un tono especialmente sombrío.

Su pelo comenzó a adquirir una tonalidad blanquecina y de su frente comenzaron a aparecer unos pequeños cuernos.

-¡Ah!_ lanzó un gran suspiro de superioridad.

No cabía duda de que de algún modo había cambiado a su forma oni.

-Todos esos pobres diablos que accedieron a beber el Agua de la Vida se convirtieron en nada más que marionetas del gobierno.

Mi respiración estaba agitada.

-¿Has destrozado vida de tantas personas para convertirte en...?

Me quedé sin palabras. ¿En qué se había convertido? No era una furia, porque conservaba su identidad y personalidad, además de su cabeza habían salido unos pequeños cuernos. ¿Era entonces un oni?

Richard frunció el ceño.

-Aquellos que tomaron el Agua de la Vida se les dio una segunda oportunidad de vivir y continuar sirviendo.

De pronto apareció en mi mente la cara de dolor de Okita tras haber bebido el líquido que lo condenó a ser una furia, continuaron después apareciendo los rostros de los miembros del Shinsengumi que habían fallecido.

El hombre suspiró y me miró de reojo.

-Pero yo siempre supe que podía aspirar a algo mejor y, aunque tuve que esperar mucho tiempo para ello.

Me recorrió un escalofrío.

-Tras muchos años de estudio pude dar con la fórmula correcta para convertirme en oni de verdad.

En ese momento apareció la dulce sonrisa de mi madre, justo antes de que su corazón se detuviese para siempre, diciéndome que me quería y que siempre estaría conmigo.

-La engañaste para tu propio beneficio, dices que la querías pero la dejaste morir sola una vez que ya no te hacía falta

Maniatada apreté los dedos en la palma de mi mano hiriéndome.

-Nunca te perdonaré que acabaras con la vida de las personas a las que quería. ¡Eres un ser despreciable!_ grité con todas mis fuerzas.

Mis palabras hicieron que su rostro se nublase y permaneciese en silencio durante varios minutos mientras ambos sosteníamos la mirada.

-¡...!

De la oscuridad que nos rodeaba aparecieron varias formas humanas portando katanas cuyo filo destellaba bajo la luz de la luna, sus rostros carecían de vida, eran cáscaras vacías que habían bebido en su tiempo el Agua de la Vida y solo les movía una meta, matar. Varios de ellos vestían con el uniforme del Shinsengumi aunque no pude reconocer su identidad a excepción de uno de ellos.