Especial viernes 13, mayo

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El triste resplandor del sol en invierno multiplicaba la melancolía en Harry, el frío calaba en sus huesos impedidos de movimiento, casi congelado suspiraba fijando su mirada en la suave nieve que caía a través de la nube de vaho que creaba con cada suspiro.

-¿Cuándo volverá?- Preguntó Hermione a su lado, curiosa por el regreso de su “amigo” literario.

-En tres días.-

-No es tanto Harry, no seas llorón.-

-Para mí es mucho, Hermione. Muchísimo.- Harry sabía que muy pocos podrían comprender sus emociones y sentimientos, demasiado pocos. Le entristecía pensar que más de la mitad de sus amigos nunca habían amado a alguien.

-Aún así debes asistir a clases, no querrás que el profesor Snape te regañe de nuevo.- Harry suspiró rindiéndose, comenzó a desvestirse para ponerse el uniforme de invierno, tomando como extra la camisa negra de Draco.

-Puedes ser mi amiga pero te voy a cobrar si te quedas mirando.- Mencionó Harry a Hermione, ella seguía parada en la puerta de la habitación.

-No seas absurdo, apurate que vamos a llegar tarde y Ron tiene hambre.- Respondió volteando para salir, la punta de sus orejas estaba un poco roja, Harry aún tenía leves manchas rojas en su cuello y espalda. “Cortesía de Malfoy” pensó.

-Como siempre.-

El día fue terriblemente lluvioso luego de que la nieve inicial se derritiera, cualquiera que pudiera ver con el corazón podría decir que el humor de Harry y el clima se hicieron uno solo, mientras uno lloraba mares el otro calmaba sus incesantes ansias de irse a cualquier parte que no le recordara a él.

-Señor Potter, lo siento un poco distante. ¿Se encuentra bien?-

-Sí, señorita Hooch. No es nada.-

-Ve a dar una vuelta, regresa y tráeme un tónico del profesor Severus, por favor.- Harry levantó la mirada para encontrarse con los ojos fijos de su profesora, al parecer no podía negarse.

-Sí, señorita Hooch.-

Harry comenzó a caminar por los largos pasillos de la escuela, desolados por las clases y, quizá, por el frío. Caminó lento, despacito, como retrasando llegar, pero era inevitable. Se fijó en el lago; en el comedor con algunos postres intactos, entró silencioso y tomó un chocolate con forma de rana, de esos que tanto le gustaban a Malfoy; luego de comerlo y obligarse a tener fuerzas, golpeó la puerta del despacho de Severus.

-Potter, que… Inesperada visita.-

-También me alegra verte, tío Severus.- Respondió Harry sonriendo levemente, siempre le animaba un poco molestar a el amigo de Narcissa, era tierno si lo conocías bien.

-Profesor Snape.- Corrigió.

-Ajá. La profesora Hooch me pidió que le llevara uno de tus tónicos.- Continuó Harry. -¿Puedes por favor darme dos?-

-Solo uno, Potter.-

-Gracias.-

Antes de que Harry se fuera hablaron un poco sobre la “miserable vida” que Sirius le darìa a Harry si Remus desapareciera, era gracioso para los dos hablar sobre el deplorable estado que el famoso Sirius Black hubiera adquirido si Remus no existiera, gracioso y un poco triste.

Al volver a la clase de cultura física Harry se dirigió a la profesora, le entregó el tónico y se reunió con Neville en la banca de espera. Estaban jugando quemados.

-¿Qué tal tu día, Harry? No muy bueno al parecer.-

-Ya lo has dicho, me hace falta un poco de ego y orgullo al lado para estar completo.- Neville rió sin gracia, atragantándose un poco con su saliva.

Palabras que no existen [Darry/Harco] FinalizadaWhere stories live. Discover now