XIV. Naked

10K 473 39
                                    

*Este capítulo fue escrito con la canción Naked de fondo, así que se recomienda leerlo de la misma manera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*Este capítulo fue escrito con la canción Naked de fondo, así que se recomienda leerlo de la misma manera.

No podíamos parar de reír por la calle mientras recordábamos lo que, hacía menos de una hora, había pasado en la playa. Ambos seguíamos empapados, pero nos daba igual. Nos sentíamos libres, como si nadie pudiese vernos. Aunque todos lo hacían. Todo el mundo nos miraba de arriba a abajo, y no era para menos. Parecíamos dos locos; mojados, riéndonos, sin ningún motivo. Tan solo estábamos felices; de hecho, no recordaba la última vez que había sido así de feliz y despreocupada. Tan solo me quedaban dos días en Ibiza y quería disfrutarlos lo máximo posible y, a poder ser, al lado de Max.

Llevaba en la mano un peluche de Stitch que me había encantado, y Max se había dejado una gran cantidad de dinero en conseguirlo en la feria del puerto. En realidad, le habría salido bastante más barato comprarlo. Esa era una cosa que había descubierto de Max: la puntería no era su fuerte. Pero nos lo habíamos pasado bien, y eso era lo que importaba.

Caminamos hacia el hotel; ya nos habíamos olvidado por completo de quienes nos habían acompañado durante la cena, pero nos daba completamente igual. Y, conociendo a Pam, sabía que no le importaría. Es más, estaba más que segura de que estaba mejor sin mí aquella noche. Así podría lanzarse más a Daniel sin tener que escuchar mis protestas.

Llegamos como pudimos, todavía entre risas, hasta mi habitación del hotel. Tenía dos días para estar con Max y no quería desaprovecharlos. Quería pasar todo el tiempo posible con él. Pasé la tarjeta de mi habitación por la ranura, y la puerta se abrió.

-No es como la tuya, pero no está mal -dije mientras dejaba el peluche encima de la cama y me quitaba las sandalias sin sentarme, para evitar mojar la cama.

-Es... acogedora -dijo mirando a su alrededor, aunque no había mucho que ver. Tan solo había una cama, un par de sillones y un cuarto de baño minúsculo. Pero aquello era todo lo que me podía pagar.

-Es pequeña -reí ante su sutileza. Sabía que, para él, aquello era enano. No sabía cómo era su casa, pero podía imaginarlo. Su cuarto de baño sería tan grande como aquella habitación.

Comencé a bajar la cremallera invisible del vestido pero las manos de Max se posaron sobre las mías, haciendo que parase y elevase la mirada para centrarme en sus ojos. Eran penetrantes y me hacían sentir pequeña. Más pequeña de lo que ya era. Max, con solo su presencia, me imponía. Hacía que mi corazón se acelerase con mirarle a los ojos.

-Espera, quiero hacerlo yo -dijo esperando mi aprobación. Yo solo asentí, deseando que Max se deshiciese de mi vestido. Bajó la cremallera poco a poco, casi haciéndome rogarle. El vestido cayó a mis pies en cuanto la bajó, y sus manos se posaron en mi pequeña cintura, recorriéndola con movimientos lentos. Noté cómo mi pulso se aceleraba en el momento en el que sus manos fueron subiendo lentamente por mi espalda, acariciándola con delicadeza, para llevarlas a mi cuello y acercarme un poco más a él. Ni siquiera nos habíamos besado hasta ese momento, ni tampoco habíamos dicho nada, pero no hacía falta. Nuestras miradas hablaban por nosotros, y no necesitábamos nada más.

Dangerous game | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora