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  Llevaba poco tiempo decidiendo si maquillarme o no. Os preguntaréis el porque, ¿no? Bueno, está noche la residencia de Dann hace una fiesta y literalmente todo el mundo está invitado a ella. Estuve debatiendo durante un buen tiempo si ir o no, pero como vemos y leemos me estoy alistando para ir.

  Chloe iba a pasar por mi departamento para ir juntas y así no me arrepienta del todo. Solía ir a fiestas, sí, pero socializar no era lo mío y me daban por rara solo por eso. Ella mismo se aseguró de que estaría conmigo y que me iba a cuidar en todo momento, en cambio, yo le dije que no pasa nada, es decir, quiero que ella disfrute mientras me bebo una cerveza o algo con lo que poder distraerme.

  Y conociéndola, de seguro me toque a mi cuidar de ella, a que apostamos.

  Al final solo me puse pintalabios de un color cálido, un poco de rímel y me hice el eyeliner porque Chloe me enseñó y me sale genial gracias a ella.

  — Qué bien... — murmuro, con molestia viendo mi celular.

  Al parecer, la noticia de que casi me matan corrió por toda la universidad y también por todo mi edificio. Pocos preguntaron como estaba y muchos me preguntaron por él. Sí, por él. Especialmente chicas, hasta me gritaron. Pero también había uno que otro chico preguntándome si lo conocía o si tenía su número o red social, pero no lo tengo. No tengo nada de él, ni siquiera lo conozco.

  No sé nada de él. Basta.

  Hace tres días de eso y es que no se olvidan. Cuando entro a cualquiera de las clases que me toca, suelen hacer lo mismo: preguntarme, gritarme e intentar sacar información de él. Pero es que no me sé ni su nombre. Conozco a la novia de Dann, pero no a su hermano. Son cosas diferentes.

  Después empezaban a meterse conmigo, porque como dije antes, me consideran rara solo por no ser una persona sociable. O básicamente, una chica que va a fiestas con su grupo de amigas, se liga a uno y se lo tira, para después presumir de ello y quedar como '' chica buena ''. En ambos sentidos.

  Sin embargo, yo era esa chica que, se quedaba en su departamento, aburriéndose, haciendo tareas o adelantando cosas de la universidad, escuchando música, cantando, bailando, saltando hasta escribiendo alguna que otra historia... Aunque también iba a fiestas con tal de que Chloe vaya conmigo. Según ella, cada que vamos a una, me dice que soy la que más destaca en el lugar y, sinceramente, no me lo creo.

  No puedo llegar ni a la mitad de lo que son las chicas de mi residencia. Lamentable, la verdad, pero, por lo menos yo no me pongo kilos de maquillaje, por lo menos llego a mostrar mi verdadero rostro.

  Decido ponerme unos tacones negros no tan altos que combinan con el vestido rojo que llevo encima. Los observé, llevan mucho tiempo conmigo y siguen intactos. Papá me los regaló hace como tres años. Creo que... cuando entré a la universidad. Sí, creo que sí. Recuerdo que me dijo '' Yo también fui universitario. Si vas a fiestas, utiliza esto, te quedarán muy bien, hija. '' y estoy muy agradecida. Han sido unas buenas compañeras.

  Aunque no falta decir que las primeras veces que lo usé, me mataban los pies.

  Unos leves golpes en la puerta me hicieron levantar de la cama. Con mi pequeño bolso y mi celular entre las manos. No sabía porque, pero estaba muy nerviosa.

  Abrí la puerta encontrándome con una de las personas que si aprecio porque me quiere de la misma manera aunque está igual o peor que yo.

  — ¡Coco! — la llamo por su apodo, viéndola de abajo a arriba. — Estás muy linda, Chloe. El negro te queda de maravilla.

  — Pues el rojo a ti te favorece, Dios mío. Sino fuéramos mejores amigas, te juro que te ligaría y te besaría por todos lados y en todas partes.

AVERNOWhere stories live. Discover now