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Antes de que Kirishima lo llamara, debe admitir que se sentía realmente extraño. Quería golpear algo y gritar, pero enfocó sus emociones en ordenar y guardar sus cosas para la mudanza. Luego de la llamada, se sintió un poco reconfortado. Y, siendo sincero, no entiende por qué demonios se enfureció en primer lugar. Si Kirishima tuviese una novia, esa sería la idiota de cabello rosa, no cabe duda alguna. Así que una relación romántica entre esos dos no sería mayor sorpresa.

Sin embargo, le molesta pensarlo. Se siente como un imbécil.

No quiere darle más vueltas a ello, así que enfoca sus pensamientos en otras cosas. Lo importante ahora es el cambio de habitación...

Y eso, nuevamente, involucra el pelirrojo estúpido.

Joder.

¿Por qué demonios todos los caminos llevan a Kirishima? Últimamente, lo ha tenido pegado como chicle. Y lo peor, es que la gente ha comenzado a mirarlo a la cara y hablarle. Antes, esas miradas solo eran de temor o fastidio, ahora son neutrales. ¿Eso es parte del efecto de estar al lado del pelirrojo? Quizá, la energía positiva y amable de este funciona como un aroma fuerte, de esos que se impregnan en la ropa con a penas un acercamiento. O simplemente creen que, como Kirishima puede acercársele, otros pueden lograrlo también, y esto último sí que le molesta.

Mierda. ¡Qué se jodan todos esos malditos chismosos!


✏️ ✏️ ✏️


El cambio de habitación se efectuó por completo para las cinco de la tarde. Bakugou se siente relajado al ver todos sus muebles —sobre todo su cama— en su nuevo espacio personal. No tarda mucho en volver a ordenar el resto de sus cosas y, una vez que termina por completo, va a tomar una ducha, pues está sudoroso y acalorado.

Una vez que se viste, decide no volver a ponerse las lentillas, por lo que busca sus anteojos y decide ir a la cocina para preparase algo de cenar, pues dentro de un par de horas debe ir a dormir y no ha estudiado el día de hoy, así que quiere leer sus apuntes para estar preparado para las clases de mañana.

El ascensor llega poco después. Cuando las puertas se abren, sus ojos se expanden en sorpresa. Ahí está Kirishima... con la chica de cabello rosa.

—Oh, ¡Bakugou! —el pelirrojo dice, mientras sale del elevador—. ¿Ya terminaste con la mudanza?

—Sí.

—¡Ahora somos oficialmente vecinos!

—Eso deberíamos celebrarlo —Ashido comenta, sonriendo también—. ¡Pidamos un pastel y démosle la bienvenida!

Bakugou frunce el ceño.

—Mañana hay clases, idiota.

—¡Oye!, estoy inten-

—En realidad, creo que Bakugou debe estar cansado —Kirishima interrumpe, suave—. Podríamos dejarlo para otro día.

—Mmh, ¡está bien! —ella asiente alegre, como si se hubiese olvidado por completo de que fue llamada idiota hace unos segundos.

El rubio nota que el ascensor se fue, así que vuelve a apretar el botón.

—¿Vas a cenar? —Kirishima pregunta—. Porque nosotros iremos en media hora, tenemos que terminar una tarea. Podríamos ir todos juntos.

—Estoy apurado —se limita a responder.

El rostro del pelirrojo decae, pero, aún así, asiente en comprensión.

—Entonces, nos vemos.

Bakugou asiente y se mete al ascensor en cuanto este llega. Las puertas se cierran poco después. Y, siendo sincero, se siente cansado e irritado.

Ahora solo quiere dormir.

Entre Clichés | KiriBaku, AU.Where stories live. Discover now