˖ ࣪ ❁ ˒ 𝑫𝒂𝒅𝒅𝒚'𝒔 𝑩𝒂𝒃𝒚𝒔𝒊𝒕𝒕𝒆𝒓 𖠋 ᵗʳᵃᵈ· ᵎ

━ ❁𝟏𝟏: 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏❁

smuttytaelien

Escena 11

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8:52am, Mansión de Yuta

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—¿Dónde está SiCheng?— Preguntó Yuta al cruzar la puerta de su casa. No esperaba quedarse en el trabajo toda la noche, pero la empresa estaba teniendo algunos problemas técnicos. Irene estaba sentada en el sofá, leyendo el libro que tenía SiCheng. Era casi cómico el empeño que ponía en sustituirlo.

—Oh, se ha ido.— Dijo simplemente sin mirarlo, restándole importancia al asunto, como si ella no hubiera planeado todo de antemano para deshacerse del chico.

Yuta hizo una pausa mientras se quitaba los zapatos. —¿Se fue?

—Sí, dijo que no podía seguir haciéndole esto a su hermano. Qué cosa más horrible, dejar a Rin solo.— La mujer contestó despreocupada, pasando una página del libro.

—¿Dejar solo a Rin? ¿En serio?— Preguntó Yuta con incredulidad, con la rabia burbujeando en su estómago. No tenía ni idea de que SiCheng pudiera hacerles eso.

—Gracias por venir, Irene.— Yuta abrazó a la anciana, que sonrió feliz.

—Echaba de menos esto, Yuta. Ahora que SiCheng se ha ido, todo puede volver a la normalidad.

—SiCheng no se ha ido, todavía no. Tengo que hablar con él todavía.— Yuta la miró con desconfianza, pero estaba demasiado enfadado con SiCheng como para implorar el extraño comportamiento de Irene.

SiCheng, por su parte, pensaba que iba a morir en la estúpida celda en la que estaba metido. Su cuerpo estaba dolorido y magullado, su mente marcada para siempre. Ansiaba estar de nuevo en casa, encerrado en el abrazo de Yuta con un mimoso Rin en su regazo, pero lo único que tenía eran los brazos de su hermano adoptivo alrededor de su cintura y una manta de olor horrible. Ya habían pasado casi veinticuatro horas, y aún no había ni rastro de Yuta. Lo que sea que haya dicho Irene debe haber sido muy malo para que Yuta no venga a buscarlo.

Suspiró y se zafó del agarre de Kun. Se estremeció al caer al suelo, con un dolor punzante que le recorría el trasero. No era tan agradable como cuando estaba con Yuta. Era un recordatorio aterrador de que seguía aquí y seguía atrapado.

Yuta tenía que venir a por él, tenía que hacerlo. SiCheng no era un gran creyente en el destino, pero algo le había dicho aquel día de verano que se pusiera el pelo un poco más esponjoso. Algo ese día le había dicho que un paseo por el parque sonaba bastante ideal, y por alguna razón desconocida para SiCheng, una fuerza le había arrastrado hacia el pequeño Rin. A SiCheng no le parecían lindos los niños, y definitivamente no le gustaba que lo tocaran. Pero la mano de Rin en su pelo no le molestaba por alguna razón, su risa aguda y sus fuertes gritos sólo le hacían feliz. Así que no, SiCheng no creía realmente en el destino, pero ciertamente creía que fue traído a Yuta por una razón. Sólo esperaba que si el destino era real, le trajera a Yuta una vez más.