Cuatro

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Capítulo cuatro

Probablemente lo había arruinado. Entre más lo pensaba, más estaba convencido de ello.

Y es que...

De tantos seres y dioses... ¿porque tuvo que enamorarse de un mortal?

Morfeo, un dios tan importante como lo es el, se enamoró de Min YoonGi, un mortal.

Solo tenía un trabajo, velar por que los dioses tuvieran un buen sueño. Es más, ni siquiera tenía que bajar al reino mortal. De los sueños de los humanos se encargaban el resto de sus hermanos, los mil oniros.

Pero realmente él estaba aburrido. Había vivido cientos de años haciendo lo mismo, una y otra vez, creando escenarios tranquilos en el estado inconsciente del resto. Apareciendo en sus sueños y llevando mensajes. Eso estuvo bien por un tiempo, después la monotonía lo hizo trizas.

Recuerda que, Fobetor, uno de sus hermanos, había llegado a su morada, completamente divertido con una sonrisa burlona y fastidiosa en sus labios : — Acabo de causarle una pesadilla a un mortal, verle despertar tan asustado fue jodidamente divertido.

Oh, TaeHyung se había enojado demasiado, Fobetor, también conocido como JiMin, le traía muchos problemas y no era un secreto para nadie que jamás se llevaron bien.

El traía sueños agradables, JiMin las pesadillas.

Morfeo era luz, Fobetor oscuridad.

La misma molestia lo había llevado al mundo mortal, teniendo que ocultar sus enormes y preciosas alas blancas al igual que el imponente y atrapante dorado de sus ojos, pareciendo un humano corriente.

Si... aún se veía muy etéreo como para parecerlo pero hizo su mejor intento.

No fue difícil encontrar a la mortal víctima de su hermano, su furia estalló sin consideraciones cuando vio que se trataba de una niña de ocho años, una inocente criatura asustadiza. Esperó con paciencia a que la noche volviera y retomó su apariencia celestial.

Con la plena seguridad de no ser visto, entró a la habitación de la pequeña niña, sonriendo con dulzura al ver como abrazaba un peluche de una fresita.

Antes de poder hacer algo, la presencia pesada de Fobetor apareció haciendo que bufara.

— Oh, vamos, ¿me molestaras por esto? Es mortal, dejame jugar — ese tono sereno le había irritado de sobremanera, tomando una rápida decisión.

— Largo, JiMin.

El pelinegro sonrió de forma cínica y solo le hizo falta chasquear los dedos para que una nube negra se formará alrededor de la pequeña niña que de inmediato reaccionó.

Frunció el ceño y sus mejillas se abultaron en un intento de respirar bien pues se comenzaba a agitar. La niña se removió incómoda en su cama y rápidamente comenzó a llorar.

Pero no despertaba.

Morfeo sintió esa desesperación como suya, el sentimiento se sembró en su pecho haciéndole sentir tan fatal como nunca.

A él también le bastó tan solo chasquear los dedos para que Jimin desapareciera de allí, después de todo, no por nada fue quien más destacó de entre sus hermanos.

Dispuesto a darle dulces sueños a la nena, se acercó.

Pero la puerta fue abierta.

Y si no fuera por el hecho de que olía su mortalidad, habría jurado ver al más hermoso de los ángeles.

Un joven de cabellos rubios y ojos mieles entró en la habitación con apuro. El dejó de ser visible de inmediato. Observó curioso y atento el cómo despertaba a la niña y la envolvía en sus brazos.

— Nena, estoy aquí — había murmurado mientras la pequeña lloraba desesperada contra su pecho — bebé, Gigi está aquí, YeJi, nena, mírame, por favor...

TaeHyung no soportó la desesperación de ambos.

Un suspiro y ambos hermanos cayeron dormidos. Fue más rápido tomando al rubio y a la pequeña en brazos, acomodandolos en la cama y bajó las frazadas.

Esta vez, hizo que la pequeña chiquita de adorables mejillas, tuviera el sueño más bonito de todos.

Y es que, vagando en sus memorias, se dio cuenta de que JiMin había jugado de una manera deplorable.

Las pesadillas tenían que ver con su difunta madre.

Y ella era tan solo una niña en busca del calor de la misma, eso había sido innecesariamente cruel.

Claro que castigaria a Jimin por ser un idiota insensible.

Divago un poco más en sus memorias, conociendo la historia de ambos hermanos en el recorrido. No debía, pero hizo lo mismo con las memorias del chico pálido y encantador que se encontraba plácidamente dormido.

TaeHyung había dudado un poco sobre quedarse en el mundo mortal. Pero... ¿Qué hacía un joven muchacho de veintitrés años criando a una pequeña de ocho años de edad? La necesidad de cuidarlos de todo nació en su pecho, floreció desesperadamente a medida de que obtenía respuestas.

Además, él podía jurar que en su larga vida, jamás había visto a alguien tan sublime como lo era aquel muchachito rubio. Ni siquiera en los templos, donde las diosas más hermosas descansaban.

¿Conclusión? Al día siguiente era un adolescente que decía tener veinte años de edad y que casualmente había sido de los últimos en ser aceptados en la carrera de psicología solo por recomendación. Encontrar a Min Yoongi en la facultad también fue una enorme, enorme casualidad.

Ahora, ¿porque lo había arruinado?

Fácil.

Si Min Yoongi había logrado captar su atención, siendo él un dios, no iba a ser el único.

Porque sus hermanos, Fobetor y Fantaso también fijaron sus ojos en él.

Y TaeHyung lo sabía, no lo iban a dejar en paz. No podía despegarse de YoonGi, o las pesadillas se harían constantes y su sufrimiento se extendería.

Y le dolía saber que él había sido el culpable.

— ¿TaeHyung?

El castaño volteo y le regaló una amable sonrisa.

— Despertaste Hyung, ¿Estás mejor? ¿Dormiste bien?

El mayor soltó una suave risa y tallo con pereza sus ojitos.

— Estoy mejor, si, y dormí de maravilla — sonrió y revisó su teléfono elevando las cejas — ya debo ir por YeJi a la escuela.

TaeHyung se adelantó y le impidió levantarse poniendo una mano en su pecho, el rubio le miró con duda.

— Yo iré, Hyung, tú descansa un rato más ¿si? Tu respiración, aún se oye dolorosa.

Nuevamente, ¿por qué negarse?

Se tapó con las cobijas hasta el mentón y le regaló la más preciosas de las sonrisas a TaeHyung. El menor, por su lado, suspiró completamente rendido y tan solo beso su frente antes de salir de la habitación.

Cuando se aseguró de que todo estaba bien, se fue. 

 

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morpheus - TaeGiWhere stories live. Discover now