Capítulo 18

49 2 1
                                    

"Salvavidas del mar"

— ¿Qué mierda has hecho ahora? –Harding gritó furioso tratando de sacudir los barrotes de la celda, los cuales a penas y se movieron. Joy había bajado las escaleras para preguntar a sus tripulantes si se encontraban bien – ¿Acaso me estas escuchando?

Entonces Corey le entregó a la capitana el diamante morado que había estado sosteniendo en su mano y Harding estalló en cólera.

— ¡Lo volviste a hacer! ¡Sacrificaste vidas inocentes por una estúpida baratija! –Joy lo miró impasible.

—Sus almas no eran inocentes, eran perversas y ellas necesitaban alimentarse de ello. Necesitamos esta joya para llegar con la hechicera, de ningún modo podíamos entregarla a las sirenas. Pero claro, tú no lo entiendes, nunca lo entiendes y no quieres hacerlo.

—Es una roca brillante –Joy resopló.

—Todas las criaturas mitológicas de todas las culturas y tiempos están atrapadas en este mundo gracias al poder de la Hechicera Akapana y esta joya. A este mundo se puede acceder fácilmente, pero salir es todo un reto, tenemos que tener las piezas de nuestro lado para poder salir y asegurarnos de que quienes están condenados a vivir aquí, no salgan nunca.

—Y para eso quieres entregar a quienes detestas con tal de no sacrificar a los tuyos.

—Corrección: sacrifico a quienes lo merecen. Ninguno de mis tripulantes merece ser sacrificado a muerte, los conozco, conozco sus almas y sus intenciones. En cambio, tus corsarios tenían asquerosas intenciones conmigo.

—No puedes saber eso.

—Claro que sí, incluso tú te reíste de lo que ellos comentaban sobre nosotras –Harding se tensó –Además no tenía otra opción.

— ¿Por qué no te entregaste tú? Habría sido mejor –de pronto algunos piratas lo apuntaron con armas y espadas, Garreth dio un paso al frente. Joy alzó una mano y los piratas se alejaron.

—Tranquilos, chicos. Aunque lo pensé, no me entregué por dos razones: en primera porque las sirenas no comen mujeres y en segunda porque soy la capitana, y soy quien debe sacar mi barco de este mudo.

—Eres una malnacida, Jocelyne –los piratas fruncieron los rostros con enojo. Pero la Capitana sonrió de lado.

—Si ser una malnacida significa valorar la lealtad de mi tripulación y mis acompañantes, pues entonces si lo soy –sentenció con firmeza mirándolo con solo algunos centímetros de distancia de su rostro.

—Capitana, se acerca una tormenta –Joy retrocedió y miró a Valdus –Es fuerte...

Joy se encaminó a él.

— ¿Hay forma de rodearla o evitarla?

—No lo creo, es muy densa y avanza rápido –el viento sopló con fuerza, Joy se sostuvo el sombrero mientras tensaba la mandíbula, pero se acercó a acariciar el borde del barco.

—Bien, trataremos de atravesarla con vida. Todos a sus puestos y estén alerta. No dejemos que nos destruya.

— ¡Si, capitana!

Jocelyne estaba frustrada, nerviosa y furiosa, tanto que sostuvo un pedazo de la madera del suelo y la rompió con sus manos soltando una especie de gruñido, se recargó en el borde que aún estaba intacto mientras trataba de calmarse. Valdus le palpó la espalda y se acercó para darle un beso en la mejilla, Hui le sostuvo la mano y le sonrió un poco, por su parte Corey la abrazó y Joy sonrió mientras respiraba profundo.

El Gorrión Dorado || TERMINADA ||Where stories live. Discover now