Somos Uno Cuando Estamos Juntos

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-Qué es lo que más recuerdas de tus padres?

-No hay muchos detalles que pueda recordar pero lo que sí se, es que mi madre era una excelente cocinera y muy amorosa -dijo Din con una sonrisa nostálgica-. Y de mi padre, era alguien muy amable. Ayudaba a todos y las personas lo respetaban -Djarin pasaba sus dedos con delicadeza por la espalda de L'exxi, deteniéndose en cada marca y cicatriz, acariciándola con cuidado. Sabía lo que cada marca significaba, sobre todo la que portaba en su rostro. De cierta manera quería curar y desaparecer lo que significó para ella en algún momento, dolor y sufrimiento.

-Creo que hay mucho de ellos en ti -sonrió.

-No lo creo.

-Es en serio...

-Mejor dime -interrumpió-... ¿cómo eran tus padres?

-Bueno... conociste a Boba, no hay mucha diferencia con mi padre al menos físicamente hablando -ella sonrió contagiando a Din-. Él era un padre amoroso, aunque como instructor de combate era una verdadera pesadilla. Siempre fue exigente y duro en los entrenamientos pero, fuera de su papel de soldado, era buen padre -se quedó en silencio un momento pensativa-. No se porque pero, algo me dice que tú y él se habrían llevado bien.

-Pienso igual. Parecía alguien interesante. Y, ¿que hay de tu madre? -L'exxi soltó la un suspiro y sonrió.

-Ella, era toda una galaxia diferente. Era muy especial, la personificación de la tranquilidad y la paz pero también era muy divertida, bromista, siempre sonriente y con una gran sabiduría. Cuando vivíamos en la granja todas las mujeres de la aldea la procuraban. Ahora todo eso tiene sentido sabiendo quien era y lo que fue -dijo con obviedad-. Aunque parecían tranquilos, era increíbles cuando peleaba juntos, estaban tan perfectamente sincronizados que parecían uno solo. Recuerdo haberlos visto pelear juntos solo una vez, eso pasó cuando los Imperiales atacaron la aldea donde vivíamos. Mis padres intentaron detenerlos para que las personas pudieran escapar. Ese momento fue alucinante. Me inspiró a esforzarme en mis entrenamientos.

-Me hubiera gustado conocerlos. Pelear a su lado habría sido un honor.

-Les habrías caído bien -sonrió-. Sabes, se habría encantado verlos luchar durante La Guerra de los Clones.

-Pero lucharon en la Rebelión ¿no?

-Formaron parte pero no iban a la acción, eran más estrategas que agentes de campo. Supongo que su conocimiento era más necesario que sus habilidades.

-Hay más probabilidades de victoria con un buen plan en marcha -afirmó el hombre.

-Tienes razón -alzó una ceja y sonrió-. Pero regresando a ti, dime ¿qué era lo que más te gustaban hacer de niño? -Din se quedó pensativo un momento.

-No hay muchas cosas que recuerde, solo tengo una más presente. Papá y yo íbamos a pescar a un lago cerca de la ciudad. Era divertido pasar tiempo con él. Me hacía sentir como un adulto cuando estábamos los dos solos. Y me gustaba ayudarle a mi madre a hornear -L'exxi soltó una risilla-. ¿Te burlas porque me gustaba cocinar?
-¡No! Para nada -se excusó de inmediato-. Tengo un poco de envidia para ser honesta -la castaña se giró sobre la cama quedando de frente a Din y acarició su rostro-. Es que, tuviste una infancia tan... normal. Y es genial, me gusta. Yo no tuve algo así. Jugaba con los niños de la aldea pero pasaba mucho tiempo entrenando con mamá. Y lo que recuerdo que me gustaba hacer con mi padre era cazar. Estaba muy emocionada de usar el arco que me enseño y ayudó a fabricar.

-En algo tienes razón. De los dos el más normal era yo -él sonrió y ella igual.

-Hija de un soldado y una Jedi, ambos entrenados y criados para la batalla, ¿qué se podía esperar de eso? -se quedó pensativa unos segundos-. Sabes, pensando desde cierto punto de vista, llevo sangre mandaloriana.

The Mandalorian The Shadow of The WayDove le storie prendono vita. Scoprilo ora