CAPÍTULO 1

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6 de mayo de 1904

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6 de mayo de 1904


Mi primer recuerdo era de Benji.

Si trataba con todas mis fuerzas de recordar el pasado, cuando era pequeña, lo primero que venía a mi mente era Benji tratando de curar una herida que me hice en la rodilla al caer de las escaleras. Eran escaleras del pórtico y solamente me raspé con la madera, pero como tenía tan solo tres años, lloré demasiado, quizá más de la cuenta.

El recuerdo en específico era Benji curándome y diciéndome que no llorara. Por supuesto, lloré aún más cuando me dijo que no lo hiciera. No sabía por qué o cómo era posible que Benji tuviera tanta paciencia. Cada vez que mi hermano menor lloraba; yo me volvía loca. Quizá no era la mejor hermana del mundo, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, Jack ya tenía nueve años y lloraba peor que yo cuando me caí de las escaleras tanto tiempo atrás.

En fin, no era de Jack de quien quería hablar, ese pequeño sabandija solamente quería llamar la atención de mis padres y, la verdad era que lo lograba muy bien. De quien estaba hablando inicialmente era de Benji, él era mi mejor amigo en todo el mundo y, a pesar de que no conocía a muchas personas, él era mi favorito en todo el mundo.

Sí, estoy siendo repetitiva, pero no me cansaré de decir que Benji es el mejor... ¡en todo el mundo!

Lo he conocido desde que tengo memoria y desde entonces hemos sido inseparables. Puede que nuestra unión se deba a que ambos teníamos casi la misma edad, solo había tres años de diferencia y eso hacía que siempre hayamos sido cómplices.

Lamentablemente, ya no podríamos seguir pasando tiempo juntos. Benji estaba por mudarse a América. Su mamá había recibido una carta de su padre pidiéndole que vaya a visitarlo. Según tenía entendido el viejo estaba en su lecho de muerte o algo así. Estaba muy molesta, y sabía que era egoísta de mi parte, pero no era justo que me quitaran a Benji, así como así. Ni siquiera se iría a otra ciudad, no, se irá del país y del continente. ¡Continente!

Benji no quería irse, pero no había mucho que pudiéramos hacer, él ya tenía quince años y yo doce, nuestras edades no eran consideradas al momento de tomar decisiones.

Ni siquiera sabía por qué los papás de Benji aceptaron ir donde ese viejo. Me habían dicho que él no quería que se casaran en primer lugar. ¿Por qué quieren ir a verlo? Si yo fuera ellos le respondería que lo visitaría el día después de que el rey Eduardo VII me invitara a tomar el té.

—¿Sigues molesta? —mi mamá había entrado a mi pequeño rincón de la casa. Para ser más específica, llegó al lado de este.

Había un lugar bajo las escaleras donde siempre había pasado mis momentos de rabieta, pero ahora había crecido tanto que ya no entraba. Jack se había aprovechado de eso. Maldito renacuajo.

Nuestra Constelación en el Cielo | SampleWhere stories live. Discover now