Capítulo 8: Nuevo objetivo

130 34 0
                                    

El pelirrojo no pudo evitar mirar a su superior, este estaba demasiado callado y con la mirada baja, algo muy poco común considerando la explosiva personalidad que poseía.

Aún con el arma en sus manos, trataba de procesar aquello. -Solo trata de engañarte- pensó el rubio -Es claro que solo quiere evitar que lo maten-
Sin embargo, algo en su interior se cuestionaba si aquello realmente era verdad, algo en ese sujeto de cabello y ojos verdes, hacían que dudara.

-¿Tienes pruebas?, ¿Puedes confirmar que lo que acabas de decir es verdad?- Hablo por fin el explosivo chico.

-je je je, B..bueno, no las tengo en este momento- respondió con una risa nerviosa el peliverde.

-Escúchame bien pedazo de imbécil. Mi paciencia se está acabando, ¿Eso te entretiene?-  Habló enfurecido el capitán, mientras tomaba del pecho de la camisa al científico.

-¡¡Puedo conseguir las pruebas!!- gritó el pecoso.
-Pueden ayudarme a conseguirlas. Si nos unimos podremos desenmascarar al gobierno y ayudar a todos esos niños que poseen Kosei, como ustedes- Habló con algo de emoción.

Kirishima observó como su superior, soltaba al chico, guardaba su arma y  lentamente pasaba por su lado. -Esto es una mierda. Dame... dame tiempo para pensar- Habló despacio mientras Ingresaba al cuarto de baño de ese viejo lugar. Dejando al pelirrojo y el peliverde en aquella habitación, mirándose confundidos.

El pelicenizo se acercó lentamente al espejo, las enormes fisuras en el cristal apenas le permitieron observar su reflejo.

Una extraña sensación brotaba en su pecho, una que ni siquiera él lograba entender.
Sentía que perdería el control.
Si ese científico decía la verdad, si esas pruebas existían, él y muchos otros dentro de ese campo, habían vivido toda su vida engañados.

Su objetivo había cambiado, necesitaba conocer la verdad, obtener esas pruebas.

Luego de un momento, regresó a la habitación donde el científico y el pelirrojo lo esperaban.
-Te ayudaré a conseguirlas, pero más te vale que realmente estés diciendo la verdad- Se dirigió fríamente al peliverde.

Podría utilizar a ese nerd para obtener las pruebas, hacerle creer que trabajarían juntos.
Lo mantendría con vida, por ahora.


Al caer el ocaso se pusieron en marcha

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Al caer el ocaso se pusieron en marcha. Según indicó el pecoso, debían ingresar a los servidores del Centro Nacional de Salud, en Tokio.

El viaje les tomaría unos cinco días caminando, al parecer la Policía Nacional aumentaba considerablemente la seguridad a medida que se aproximaban hacia la capital, lo que deja totalmente descartada la opción de viajar en un vehículo.

Después de todo, lo que menos querían es llamar la atención y arriesgarse a ser retenidos en uno de los múltiples puntos de control que se habían implementado en la autopista los últimos años.
Deberán abrirse camino entre senderos poco transitados y pueblos aislados.

La primera noche estuvo marcada por un constante silencio.
Aquel hombre de mascarilla y capucha, que al parecer era el capitán, apenas y le dirigía la palabra al otro muchacho de diente afilados, sin embargo parecía que este comprendía muy bien que hacer y cómo actuar.

Por su parte, el científico percibía un sentimiento de desconfianza desde que salieron de Nagoya, esto sumado a una mala relación y nula comunicación ponían en riesgo el objetivo de ese viaje.
Apretó fuertemente el relicario contra su pecho y suspiró, debían mejorar su relación, compartir algo de información y tal vez conocerse un poco más. Debían conseguir esas pruebas.

-Me alegra que aceptaran ayudarme, estoy seguro que conseguiremos esas pruebas. Por cierto mi nombre es Izuku Midoriya- Trató de iniciar una conversación el pecoso.

Solo hubo silencio, únicamente se escuchaban sus pisadas a través del terreno.
Midoriya suspiró, al parecer ellos no hablarían con él.

-Mucho gusto- Habló aquel chico de dientes afilados.

El peliverde lo miro algo sorprendido. Que al menos uno de ellos le hablara era un gran avance, no desaprovecharía esa oportunidad.

-Igualmente- respondió Izuku con una sonrisa -¿Cómo te llamas?-

Antes de que el muchacho pudiera responder, el capitán detuvo su paso.
-Esa información no es relevante- Habló dirigiendo su roja mirada al pecoso.

-P..pero ¿De que otra forma podría dirigirme hacia ustedes?- Cuestionó el contrario.

-Si realmente es eso lo que te interesa. "895", esa es mi identificación- Habló poniéndose en marcha nuevamente.

-9..0.. "903" es la mía- Respondió en voz baja aquel chico del Kosei de endurecimiento, mientras apuraba el paso tras su capitán.

Midoriya quedo pensativo en el lugar por un momento, ¿Identificación?, ¿Pertenecían a algún cuerpo militar?, si era así ¿Quién los había entrenado?.
La población creía que aquellos que desarrollaron Kosei habían muerto, entonces ¿Dónde habían vivido toda su vida aquellos dos?

Kirāhando キラーハンドOnde histórias criam vida. Descubra agora