Capítulo 25

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-¿Qué piensas?- me preguntó Meli.

-En que soy una idiota- respondí.

-¿Por qué dices eso?- Meli me rodeó los hombros con su brazo.

-Porque quiero que Dylan me escriba para poder recuperar mi vida. Siento que se ha parado desde hace unos días, luego de lo de su ex, las cosas no quedaron muy bien, y creo que sentir eso está mal- admití.

Meli cerró su casillero y fuimos hasta el auto de ella, el cual casi siempre venía en él. Aquel día no fue una excepción. Si la vuelta y me senté en el borde del maletero. Meli me siguió, apoyándose a mi lado contra la carrocería de su Jeep.

-No eres la única que tiene esa sensación. Es normal.- confesó cruzando los brazos sobre su pecho -Quieres que todo vuelva a la normalidad y no es malo. Es humano. Yo también quiero. Extraño salir contigo todos los días luego del instituto, extraño nuestras sesiones de películas, extraño verte feliz teniendo a Dylan en tu vida.-

-¿Por qué hablas en condicional?- cuestiono.

-Porque al final del dia lo que importa es
cómo tomes las cosas. Entender, dejar ir, respirar profundo, tener paciencia, resolver las trabas, seguir adelante, pensar con calma y no herir con las palabras- murmuró frustrada.

-Hombres. Putos imbéciles- me aclaré la garganta, incómoda. Meli se giró hacia mí y me miró con cara de circunstancia.

Luego, cerró los ojos y dejó caer la cabeza
hacia atrás. Yo la miré.

-Soy una puta estúpida- dije en voz baja, recordando lo qué pasó anoche, que mi mejor amiga no estaba enterada.

-No, oye, tu no tienes la culpa de los actos de las demás personas, simplemente tienes que saber cómo manejarlo y ya, sabes que me tienes a mi para lo que necesites, ¿ok?.-

-Lo sé, pero, ¿que harás tú al respecto?- le pregunto con un tono bajo, viendo al suelo.

-Ahora iremos por una hamburguesa, luego no sé.-

Me quedo en absoluto silencio gracias a su sarcasmo, en momentos de seriedad, Meli siempre hace estos chistes.

-Ya, ves, para eso estoy, para ayudarte y sacarte una sonrisa- claramente no me había reído, su sarcasmo seguía presente.

-Gracias, no sé qué haría sin tí.-

-

Luego de llegar a casa, decido ponerme a ordenar, mi habitación estaba siendo un desastre estos días. Dicen que el orden de tu habitación es el reflejo de tu estado mental, y vaya que si.

Desde el piso de arriba llego a escuchar muy por lo bajo, el tono de llamada de mi celular, que había quedado en el piso de abajo, opto por bajar a por el, preguntándome quién puede ser y sin muchas ganas de bajar la escalera.

Era un número desconocido, pero al atender, inmediatamente detecto esa voz que tanto me gusta. Lo cual me genera duda, ya que, lo tengo agendado en mis contactos.

-Pecas...- masculló Dylan.

-Oye, necesitaba hablar contigo...- él me interrumpe desde el otro lado en un tono no muy amigable.

-Si vienes a preguntarme sobre Chloe, ya sabes la respuesta- se defendió este -y tú tienes que decidir si quieres continuar conmigo o no.-

"Continuar conmigo."

-¿Por qué dices eso? No te he reclamado nada- le pregunté incrédula.

-Porque, a veces, la verdad nos destroza más todavía- respondió con voz baja. No entendía a que se refería.

Lazos inesperadosWhere stories live. Discover now