Cap: 20 | 𝐓𝐫𝐚𝐬𝐭𝐨𝐫𝐧𝐨

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REY MICHAEL

Odiaba el círculo abrupto y nefasto en el que existía una sensación parecida al enojo, donde te encerrabas sin poder encontrar alguna escapatoria pronta, solo hallas más razones para seguir enterrando aquella espina en donde más molestara.

Supongo que observar a Richard besar a Briana bajó las luces tenues de la noche, mientras bailaban y la música les acompañaba significaron para mi aquello, la sensación lúcida que parecía enojarme mucho.

No, no me agradó nada ver esa escena, no me agradó nada que él la invitara primero que yo, no me agradó absolutamente nada que la tomara para besarla. No, no me gustaba perder.

Y era un sentimiento de posesión que no me cabía en el pecho, no por machista ni mucho menos, pero Briana representaba de cierta forma algo mío. Es la madre de mi futuro hijo, quien siempre tendrá que estar presente en mi vida precisamente por eso, porque tendremos un bebé en común, y ver qué otra persona tenga algo que es mío provocaba el fuego creciente en mis entrañas.

Amaría comprender con exactitud la respuesta a esa sensación. Su provenciencia, o si podría parar.

Briana era perfectamente la réplica de alguna clase de Afrodita cien veces mejor, los ciegos son los únicos que estaban absueltos de ver la belleza tal y cual, sin embargo, yo si podía, y como detestaba las exageraciones no diría una, pero era preciosa.

Las pocas veces que he coincidido con mujeres que no fueran Amber simplemente pasaban desapercibido, además, no tenía el tiempo de fijarme en alguien más por las mil ocupaciones que absorbían mi día desde hace años. Lo que hacía distinta a Briana hasta el momento era que vivía conmigo, la veía todos los días, tendríamos un hijo muy pronto.

Es claro que observar los detalles de toda su anatomía me hacían querer verlos también pero sin ropa. Aquella noche de hace dos días después de la gala sobrepasé el límite personal con ella, no me arrepentía porque tal como lo supuse, verla cerrar los ojos mientras tiraba la cabeza hacia atrás, verla estremecerse, verla apretar sus manos, verla gemir sin vergüenza y disfrutar de ella eran un privilegio que hasta que el enojo no me llevó a hacerlo pensé que jamás sucedería.

Después de terminar la molestia volvió a dominarme, y dejé de hablarle para aliviar ese amargo sabor que sentía mi garganta cuando recordaba que Richard la había besado.

Pero ahora el mundo se ha volteado para darnos un golpe a todos, sobre todo a ella quien en estos momentos está siendo llevada en una camilla hacia un hospital. He llamado para cerrar todo un piso del lugar y obtener la mayor discreción posible, aún no me sentía listo para revelarle al mundo lo que pasaba conmigo y con Briana.

Richard venía detrás de mi, ambos corriendo después de la camilla mientras un equipo de enfermeras y el doctor nos dirigían. Podría parecer una exageración por solo un desmayo y un sangrado de nariz, pero siendo sincero, no quisiera que algo le ocurriera a ella.

Todos la ingresaron a una habitación donde sería atendida, pero antes de que nosotros pudiéramos entrar el doctor nos frenó en seco.

—Su majestad— me mira a mi— Su alteza— después a Richard— Hasta aquí puedo dejarlos pasar, trataremos a la señorita Lynn y en cuanto sepamos que sucede les avisaremos de inmediato.

—Cuídela, por favor— Richard brinca en automático, le observé de reojo sintiendo la necesidad de correrlo ahora mismo, pero no había tiempo de peleas en este instante.

—Lo haremos— el doctor le responde, yo soy incapaz de decir una palabra, por lo que el hombre de bata blanca cierra la puerta sin perder más segundos y el pasillo queda en silencio.

BEBÉ REAL | Michael Jackson [Book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora