Sanando tus Heridas V

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Sara estuvo todo el día ocupada en la hacienda mientras Franco solo la observaba de lejos. Como había echado de menos su familia, su hacienda, respirar  aire puro y  ver a su esposa hacer lo que mas le gustaba, podía pasar horas así, viéndola sonreír porque un nuevo potrillo acaba de nacer o sonrojada y sudada por el largo día de trabajo. 

Sara se acercó donde estaba sentado su esposo y este le ofreció un vaso de limonada, estaba agotada y sedienta, agradeció a su esposo y tomó un gran sorbo, sin darse cuenta derramó un poco del líquido en su blusa, Franco la miró y  no pudo evitar soltar una carcajada.

-Veo que tienes mucho calor, ¿no? 

-Bobo, mira como quedé, ahora tendré que subir a cambiarme- Sara le dio un pequeño golpe en el brazo.

-Se ve buena esa limonada- Dijo Franco, mirando la blusa mojada de su esposa. -Muy buena.

-Lo está, ¿quieres probarla?- Preguntó con un tono pícaro.

-Me encantaría- Los ojos de Franco ardieron de deseo. 

Sara sentía que le cosquilleaba la piel, le dio el vaso a su esposo y entró a la casa. Franco salió corriendo detrás de ella y la alcanzó antes de cerrar la puerta de la entrada. Ella se apresuró a subir las escaleras mientras el la seguía de cerca.

Llegaron al cuarto y Franco la pegó contra la pared, la sujetó de la cintura y pasó su nariz por el cuello de su esposa, acercó su boca a su oído y susurró.

-Me vuelves loco, Sara- Siguió besando su cuello hasta bajar a su escote, Sara echó su cabeza atrás.

-Espera, no. Estoy sudada, quiero darme un baño y descansar- Franco se detuvo.

-Bien, espera aquí voy a prepararte el baño- Entró al baño y dejó llenando la tina. Sara comenzó a desabrochar su pantalón, Franco se acercó a ella y se arrodilló para quitarle las botas.

-Ven, déjame ayudarte- Se levantó y deslizó sus manos por las piernas de su esposa hasta llegar a sus caderas. Sara sintió un cosquilleo en toda su piel, Franco comenzó a desabrochar su blusa y cuando terminó la lanzó al suelo, tomó su mano  y la llevó al baño, tocó el agua que estaba tibia y asintió.

-Está lista, te dejó para que te relajes- Sara le tomó la mano y lo detuvó.

-No, quédate aquí conmigo- Le dio un pequeño beso en los labios y terminaron de desvestirse. Franco entró a la bañera y ella se apoyó en el pecho de él, cerraron los ojos y se relajaron.

Pasaron un rato así en silencio hasta que Sara por fin hablo.

-Franco, amor, ¿estás dormido?- Sara se giró un poco y vio que tenía los ojos cerrados, le puso la mano en la mejilla y se la acarició.

-Mmmm, no estoy dormido, solo estoy disfrutando el momento- Sonrió y beso a su esposa.

-Quería hablar de lo de esta mañana... Lo que te conté de mamá...- Franco le puso un dedo en los labios.

-Shh, no digas nada, tus motivos tendrías para no contarme desde un principio y lo respeto...- Sara le apartó la mano.

-No, Franco, déjame hablar, por favor. Yo te conté para que supieras que entiendo el dolor por el que pasaste y sé que es difícil recuperarse de esas heridas emocionales y para mi fue muy complicado contarte porque se trata de mi mamá...- Una lágrima rodó por su mejilla y Franco la besó.

-Sara, escucha muy bien lo que voy a decirte- Franco tenía las manos en sus mejillas, sujetando su cara y ella asintió.

-Te amo más que a mi vida, perdóname por no haberte contado nada y por todo el dolor que te cause. Quiero que sepas que nunca volveré a lastimarte y tampoco dejaré que nadie te haga daño- Sara asintió unas lágrimas cayeron por sus mejillas y Franco las besó, acarició su espalda y ella se sentó a horcajadas encima de él. Franco gimió al sentir su rocé, la necesitaba tanto pero sabía que estaba cansada.

-Creo que lo mejor es que salgamos y te recuestes un rato...- Sara lo calló con un besó y se frotó contra él. 

Franco gimió en su boca y la besó con desesperación, ella lo tomó en su mano y lo introdujo en su centro, se movía de arriba abajo llevándolo a la locura, Franco la sujetó con una mano en la cintura mientras la otra subía por su abdomen hasta sus senos, tomó uno y  succionó un pezón con su boca, Sara gimió de placer mientras sus movimientos se hacían cada vez mas rápidos. Se besaron hasta que ya no pudieron mas, ambos llegaron al climax, Franco besó su frente y cerró los ojos un rato.

El agua de la tina estaba empezando a enfriarse así que decidió que era momento de ir a la cama, a Sara aun le temblaban las piernas, él se levanto y la sujetó en sus brazos, la llevó a la cama y volvió al baño, salió con una toalla en la cintura y otra en la mano, la secó y le ayudó a vestirse. Se colocó su pijama y se metió a la cama con su mujer, le dio un pequeño beso en el cuello, la abrazó y susurró.

-Te amo, Sarita- Ella tomó su mano y la besó.

-Yo también te amo, Franco.


                                                                         FIN.




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