Backyard Boy-SSSS-Minimoni. (PRÓXIMAMENTE)

II.

Distancia: 0km.

Tiempo útil de conciencia: Ilimitado.

Los rayos iluminaban la vida en el lugar del sol naciente, donde los pétalos de sakura bailaban al son del canto del viento oriental que vitoreaba el rocío mañanero. Un nuevo día comenzaba en la casa de los Kim-Wang, todos se encontraban en el típico y fatídico momento de desempacar la mudanza, no era mucho pero seguía siendo una actividad no muy agradable de hacer, sin embargo, el pequeño Namjoon había encontrado una caja con algunos cassettes que dio por perdidos hacía un año, los miro con melancolía,. Los había comprado con el dinero que había ganado con el premio de un campeonato de béisbol. Los tocó con cuidado sacando el polvo de ellos, poco a poco estaban siendo reemplazados por cds, el último grito tecnológico en la música. Leyó su horrible letra en la parte superior del cassette para luego inmiscuirse en su propia mente, intentando recordar dónde había puesto su radio su vista se enfocó en el aparato que yacía casi sepultado en una pequeña pila de medias impares.

Escuchó el bonito sonido del procesamiento y luego comenzó aquel ritmo que tanto amaba, oh rayos había olvidado lo mucho que disfrutaba esa canción, quédate conmigo repetía la preciosa voz de Miki Matsubara y Namjoon a la edad de ocho años no entendía bien el significado de aquellas palabras, quizá lo haría en un futuro, pero ahora se concentraba en el pegajoso y relajante ritmo del city pop aunque viviera en un pueblo tan pequeño que dudaba que apareciera en el mapa. Unas horas después estaba todo desempacado en su habitación, suspiró complacido por el resultado y decidió que era momento de explorar. Era un niño bastante curioso, no lo mal entiendan, amaba explorar e investigar todo lo posible pero desde la pesadilla que tuvo anoche algo en él se sintió extraño, quería autoconvencerse que todo fue un mal sueño, eso no podía ser real y a pesar de ser muy inteligente seguía siendo un niño, un novicio en la dura guerra del vivir, y no soportaba algún indicio de amenaza, cuando despertó observó la puerta abierta, como él la había dejado en la madrugada y muchas teorías pasaron por su cabeza, quizá fue su madre quien tenía la costumbre- cuando se encontraba en casa- de ir a ver que todo estuviera en orden con él, ella lo hacía por temor a que Namjoon tuviera una crisis todo a causa del accidente que les quitó lo más preciado que tenían como familia.

Buscó a su padre por la casa pero no le hayo, así que, decidió salir al jardín y observó a sus progenitores arrodillados sembrando alguna clase de flor o monte que les daría un problema en el futuro, ellos querían tener un pasatiempo juntos y lamentablemente no tenían alguno a parte de la aviación, los dos eran terribles para cuidar cosas y Namjoon podía afirmar fervientemente eso. Caminó hasta ellos tomándose su tiempo al mirar todo con cuidado, las esculturas no eran tan terroríficas, se veían realmente preciosas poseen una gracia natural que las hacía ver intrigantes, los samurais todavía no se ganaban su aprecio. El jardín era más grande de lo que pensaba, tenía un estanque grande lleno de peces naranjas de una clase que aún desconocía y ocho árboles de cerezos en los cuales seguramente pasaría mucho tiempo sentado en sus raíces leyendo algún libro de romance trágico extranjero.

"Oh, cariño ¿Viste todo el jardín?" Preguntó su madre con los ojos medio cerrados por el sol que estaba haciendo.

"Es bonito" mencionó a penas.

"¿Sabías que tiene conexión con el bosque Aokigahara?" Preguntó.

"Eso es macabro, quedamos en que no se lo dirías" El señor Kim interrumpió.

"Namjoon es un niño inteligente y sé que le gustará dar un paseo de vez en cuando, cariño sabes bien que no creo en leyendas, todo es algo comercial."

"¿Qué tiene de malo el bosque?" Preguntó mirando a su alrededor.

"No puedes ir y menos sin nosotros, la puerta tenía candado pero está roto, le pondré uno nuevo" mencionó haciendo una especie de lista mental de cosas por hacer.