Prólogo

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En una casa en la cuidad de Tokio se podía ver que sus luces estaban apagadas, cualquiera pensaría que no es nada, que sus residentes habían salido y volverían después o simplemente estarían durmiendo... pero la verdad...

No era ninguna de esas.

—¡Oye! ¡¿Ya has encontrado a esas perras?! —un hombre de cuarenta años le pregunto a su cómplice mientras este revisaba la habitación de huéspedes.

—Nada... pero esas no pudieron haberse ido muy lejos... — una sonrisa sádica y sucia se formo en sus labios, sacó la lengua y se lamió el borde de ellos.

—Si... ya no puedo esperar —su amigo le correspondió revelando todos sus dientes amarillos en una sonrisa tétrica.

Siguieron revisando cada rincón de la humilde casa, esperando con impaciencia encontrar a sus presas. Ambos miraron por un segundo la hora del reloj que se encontraba en la cocina. Chasquearon la lengua con rabia y comenzaron a destrozar el lugar para encontrarlas mas rápidamente... el tiempo se les acababa.

Pero en otro lugar...

En una pequeña habitación se podía ver en su interior una cama con un sabana llena de delfines, unos peluches por su alrededor de todo tipo con sus paredes que eran de un bonito color rosa y había dibujos pegados en las mismas. Debajo de la cama se encontraba una mini puerta que al abrirla... dejaba el espacio suficiente para que dos personas entraran, como un escondite secreto.

En su interior se encontraban exactamente dos personas, una mujer y una niña pequeña que no debería de tener mas de 5 años de edad mientras que la adulta de seguro ya esta sobre sus treinta años. Ambas se abrazaban con fuerza a la ves que temblaban.

La mujer estaba aterrada... su cuerpo temblaba por el miedo mientras abrazaba a su hija con fuerza, rezo a los cielos que esos sujetos no las encontraran... tenía miedo... pero no por ella sino por su pequeña, al ser las dos norteamericanas hacia que su apariencia llamara la atención mas de lo necesario. Tuvieron varios conflictos con muchos hombres que se les querían acercar a las dos de una manera... inapropiada, gracias al cielo su esposo las protegía en esos momentos.

Pero ahora...

Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos al recordar a su esposo... pero no podía llorar... y no debía, o sino... las encontrarían, "Desearía nunca haber venido a Tokio" Pensó la madre con dolor y lamento. Dirigió su mirada a su hijita, la cual estaba acurrucada sobre su pecho, pero la niña aun la tocaba con cuidado de no hacerle daño a ella ni a sus "hermanitos" si... ella estaba embaraza de ya 8 meses y medio. Al ver el tierno cuidado de su hija aun en esa situación la hizo mirarla con ternura y amor... estaba segura que sera una excelente hermana mayor.

Ese pensamiento hizo que olvidara momentáneamente su tristeza, sus hijos... eran su prioridad principal. No podía ni debía derrumbarse. No cuando ellos la necesitaban... mas que nunca.

La mujer miro seria su alrededor, se separo un momento de su hija y comenzó a buscar en el pequeño escondite algo para defenderse.

Aveces ella guardaba cosas que no se usarían por un tiempo en ese lugar, por lo que debería haber algo. La niña miro preocupada y asustada a su madre, no quería que nada le sucediera a ella ni a sus hermanos, no entendía que sucedía, solo sabia que unos tipos malos se habían colado en su hogar... pero no sabia porque... solo podía asegurarse de que no le pusieran la mano encima a su madre, solo su padre y ella la podían abrazar... nadie mas, y bueno... sus hermanitos que pronto conocería... con ellos si la podía compartir. La mente de la niña se perdió en el limbo por unos momentos mientras imaginaba el tiempo con sus hermanos, estaba emocionada por conocerlos... se prometió ser la mejor hermana que pudieran tener en el mundo.

¡¿Reencarne En Fruits Basket?!Where stories live. Discover now