Capítulo 34: La Sociedad Wildebeest

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Robin se había quedado atónito.

-Te sorprendiste mas de lo que imaginaba – Señaló Red-X con una pequeña risa.

Su voz lo hizo volver en sí - ¿Cómo es que los conoces? ¿¡Qué sabes de ellos!?

-No eres el único que sabe hacer un buen trabajo de investigación. Y déjame decirte que me tomó mucho tiempo encontrarlos, saben bien como ocultarse.

-¿Y que están planeando? ¿A qué te refieres con que "estaremos en peligro"? ¿Qué es lo que sabes?

-Wow tranquilo Chico Maravilla. – Red-X alzó las manos defensivamente para que se calmara.- Responderé a tus dudas, pero sería mejor si hablamos adentro – Quiso acercarse para entrar pero Robin se quedó delante del ascensor impidiéndole el paso. Robin no mostraba signos de que confiara en él y mucho menos de querer dejarlo entrar a la Torre. Red-X siempre fue un misterio, a pesar de que nunca le había mentido, esa podría ser la primera vez. ¿Qué tanto sabía? ¿Por qué pedirle ayuda? Era una situación delicada y debía manejarla con cuidado.

Al ver que Robin no parecía querer dejarlo entrar, decidió retroceder.

-Escúchame, ellos no son como la Academia HIVE o la Hermandad del Mal que reclutan a otros para que hagan el trabajo, su modus operandi es más complejo.

Robin estudió su lenguaje corporal, ya que no podía leerle el rostro y saber si mentía o no. Hasta ahora no daba las señales obvias de estar mintiendo, pero tampoco sabía si Red-X era capaz de controlar las señales que suelen emitir inconscientemente las personas cuando mienten.

-Sí creo en lo que dices, y no estoy diciendo que lo haga, ¿Por qué violaste nuestra seguridad y te metiste a la Torre? ¿Porqué simplemente no lo dijiste antes?

-Seamos sinceros, si me hubieras visto en la entrada de tu hogar sabiendo que era yo, ¿Me hubieras dejado pasar?

Era una buena pregunta, y tras un momento de silencio, Robin respondió.

-Claro que no ¿Cómo podría confiar en ti? ¡Eres un ladrón!

-Claro, para ti soy solo un ladrón. ¿Verdad? Dime algo ¿Siquiera investigaste a quienes les robé? - Expuso elevando un poco el tono de voz sacando algo de uno de sus bolsillos.- Mira esto.

Le arrojó tres fotografías que cayeron a los pies de Robin. Este se arrodilló para mirarlas.

En la primera mostraba al empresario al que le había robado el fajo de dólares, lavando dinero, en la segunda al abogado que le había robado la escultura, sentado ante una computadora cometiendo lo que parecía un fraude fiscal, y en la tercera se podía ver a la esposa del contador a la que le robó los diamantes, besándose con alguien que no era su esposo en un lujoso auto.

-Yo le doy a la gente lo que se merece.

-Bien - Dijo Robin levantándose.- Pero eso no quita que robes para tu beneficio.

-Nunca dije que fuera un santo, pero al menos no me hago pasar por víctima.

-¿Entonces por qué robaste?

-Primero, por diversión, segundo, para que tuvieran su merecido y tercero, para llamar tu atención. Necesitaba verte para que habláramos. Créeme esa sociedad no se anda con juegos. ¿Ahora me dejas pasar o no?

Una leve brisa en la oscuridad de la noche hizo que la capa de ambos ondeara. Aun a la distancia, los dos se veían fijamente, a la espera de un respuesta. Había mucho que Robin no sabía, si Red-X hubiese querido emboscarlo lo habría hecho, y en vez de eso, lo citó para platicar. Pensando detenidamente, fue una estrategia ingeniosa. Si hubiera hecho que salieran todos, hubieran reaccionado con el único fin de capturarlo sin darle la posibilidad de hablar.

Los Jóvenes Titanes: Cuando hay problemas...Where stories live. Discover now