Capítulo 36: El compañero legendario

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La respiración de Robin se había acelerado viendo como aquel que había robado su traje de Red-X había sido el nuevo protegido de su antiguo mentor todo este tiempo.

Jason Todd. Se había enterado de él cuando su equipo se estaba formado.

Cuando la torre estaba en proceso de construcción, todos dormían en tiendas de campaña en la isla, aprovechaban ese tiempo para conocerse mejor, aunque las conversaciones en un principio eran más triviales; como aficiones, gustos, y cosas por el estilo. Cuando intentaban hablar de sus pasados, respondían evadiendo el tema. Ni Robin, ni Starfire, ni Raven, ni Chico Bestia, ni Cyborg quisieron hablar de sus padres o los sucesos que los llevaron a estar donde estaban. Se limitaban a contar cosas bastante superficiales, como que Cyborg sufrió un accidente que lo dejó con ese cuerpo de metal, que Raven venia de otra dimensión, que Starfire venia del planeta llamado Tamaran, que Chico Bestia fue mordido por un mono verde, y que Robin había dejado a su mentor para trabajar por su cuenta. Más allá de eso, no se revelaron más detalles, y acordaron respetar esa privacidad. De todas formas, en ese tiempo recién estaban empezando a conocerse entre ellos.

Una noche, Robin, después de pasar un buen rato tratando de quedarse dormido y no lograrlo, optó por levantarse, salió de su tienda de campaña, viendo las de sus nuevos amigos quienes estaban durmiendo profundamente. En ese tiempo le era difícil dormirse debido a que estaba acostumbrado a patrullar por las noches en su antigua ciudad.

Se dispuso a observar los cimientos de lo que sería su base de operaciones, no imaginó que las cosas serían de esa manera, de hecho sus nuevos compañeros habían decidido entre ellos que Robin debía ser el líder, debido a sus conocimientos previos como vigilante. Aunque fue toda una sorpresa, decidió tomar el cargo con toda la responsabilidad que eso conllevaba.

Fue en ese momento que recibió una llamada por su comunicador personal. Se había olvidado que aún lo tenía, era el comunicador que le había dejado Batman en caso de que algún día lo necesitara. Pero no era Bruce, sino su fiel mayordomo, Alfred Pennyworth, quien lo llamó para decirle algo que sintió que Robin merecía saber: que Bruce había adoptado a un joven llamado Jason Todd.

Obviamente la noticia fue como un baldazo de agua fría, sin embargo le agradeció a Alfred por decírselo. No lo culpó por adoptar a alguien, ni tampoco de que no fuera él quien se lo dijera. Cuando se fue le dejó en claro que no quería saber nada de lo que haría después, cosa que al parecer había cumplido. Finalizó la llamada para luego lanzar con todas sus fuerzas el comunicador al agua para ya nunca tener otra noticia de lo que fue su antigua vida. No quería saber nada que tuviera que ver con Gotham, y mucho menos con Bruce.

Sacudió la cabeza para volver al presente, ahora tenía que ayudarlo. Apoyó su oído en el pecho de Jason para escuchar sus latidos.

Lo sacudió un poco intentando hacerlo reaccionar.

-¿Anotaste la matricula? – Dijo entre quejidos de dolor mientras Robin lo ayudaba a ponerse de pie.

Jason pudo ver en la mano de Robin que sostenía su máscara.

-Parece que se acabó la diversión del misterio – Musitó Jason.

-Hablaremos de eso después, ayúdame con Orr – Indicó Robin, no era momento de hablar del tema. Tenían que terminan la misión.

Entraron y ambos lo agarraron de los tobillos y lo arrastraron hasta el jardín.

-¿Ellos están...? – Jason señaló a los Wildebeest quienes seguían en el suelo.

-No, solo están inconscientes – Contestó Robin. Utilizando un control, hizo que la nave-T empezara a descender hasta el penthouse.

-¿Lo llevamos en la nave? - Preguntó Jason.

Los Jóvenes Titanes: Cuando hay problemas...Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum